- ¿Dónde te gustaría ir hoy? -. Pregunta Isabel a un humano recién salido de bañar.
- Hay que seguirlas, parece que nos quieren decir algo -. Responde.
- Si, por ultima vez, vamos -. Isabel toma de la mano al humano y salen de la cabaña.
Las hadas los guían hacia lo profundo del bosque, caminan por un par de horas y son visitados constantemente por diferentes animales que se creían extintos y algunas pequeñas criaturas del folklor, todos quieren saludar por primera y ultima vez a la criatura más rara, una llena de bondad.
En lo profundo del bosque, donde todas las hadas se reúnen, hay un lago y en el centro un gran árbol, ahí viven las hadas y su guardiana y líder es una gran hada, alguien de apariencia más humana y es quien los ha estado vigilando todo este tiempo, es quien los había llamado.
- Me alegro que estén aquí -. Exclama la hada.
- Un gusto el poder estar ante su presencia -. Replica el humano.
- Háblenme con naturalidad, ustedes son mis invitados y unos muy interesantes -. La gran hada los observa y suspira.
- Entiendo que este el final de su aventura, pero antes quiero darles algo a los dos, la verdad -. El ambiente se pone un poco tenso y el humano habla.
- Isabel es un hada ¿Verdad? -. Las palabras del humano asombran incluso al hada mayor, todos se sorprende, no de la verdad, si no del conocimiento de esta.
- ¿Eh? ¿A que te refieres? -. Pregunta atónita Isabel.
- ¿Cuándo te diste cuenta? -. Pregunta el hada con admiración.
- Desde el inicio, ella quien se supone que debería ser un espíritu, no lo era y su corazón es tan puro que no creí que fuera lo que dicen las leyendas -.
- Estás en lo correcto, ella, tú, eres un hada -. El gran hada observa a Isabel.
- Y una de las más poderosas, pero sufriste un trauma muy grande, lo que te obligo a nunca salir de tu caparazón, pero ya puedes hacerlo -. Al escuchar esas palabras, con ayuda de la gran hada, el cuerpo de Isabel brilla y se fragmenta, su ser al fin ha sido liberado.
- Siempre lo supe, eres muy cálida -. El humano sonríe y toma de la mano a Isabel quien lo abraza y solloza.
- El amor que se tienen entre ustedes, no es el de una pareja, es mucho más puro que ello, me siento honrada de poderlo ver antes del final -. La gran hada observa al humano y este responde antes de escuchar.
- No es necesario, ya lo es -.
- Implacable como siempre y lo lamento, es doloroso no poderte ayudar pero veo que mi hermana te hizo sentir bien en estos pocos días -.
- Si, ha sido la primera vez que me siento vivo, pero mi cuerpo ya no lo resiste más, gracias gran hada, esto es algo que se quedara grabado en mi alma -.
- Las consecuencias del suicido son mayores de lo que crees -.
- Lo sé -.
- No podrás reencarnar ni renacer -.
- Algo haré -.
- Es triste -.
- Estaré bien gran hada -. La gran hada termina la conversación con un beso en la frente, el humano ha recibido la aprobación de esta.
Tras su despedida, la nueva Isabel y el humano salen del bosque, van a un último lugar, la cabaña. Sin hablar, agarrados de la mano, regresan caminando y el día está por terminar.
- ¿Estás seguro? -. Pregunta Isabel con lágrimas en los ojos.
- Si, yo ya, no puedo más -. El humano rompe a llorar.
- No puedo continuar con mi existencia, me duele todo el cuerpo y el corazón, mis pensamientos son más fuerte que nunca, a pesar de lo bien que lo pase estos días, yo ya no tengo salvación -. Isabel lo entiende pero aun así quería hacer algo por él, quería salvar a un alma noble como la suya.
- Gracias por todo, a ti y a los demás -.
- Aún hay algo que puedo hacer -. El humano entiende estas palabras y llora.
Ambos lloran por un largo tiempo, se abrazan en completo silencio y de pronto, el cuerpo del humano empieza a brillar en los brazos de Isabel, su vida, su cuerpo y su existencia, están siendo consumidos y con su último aliento dice estas palabras.
- Estoy contento de que te hayas tropezado -. Isabel ríe y la ropa del humano cae al suelo, junto a unas pastillas y luego, un fuerte llanto sale del lugar.
Ese día, muchas criaturas lloraron y se sumieron en tristeza, no hacía falta verlo partir, la marca que este humano sin nombre dejo en sus corazones fue quien les aviso.
En un bosque de los andes, un aullido de tristeza es escuchado, en una catedral una mano consuela a unos duendecillos y un alma errante mira al cielo, en lo profundo del bosque, las hadas lamentan una perdida, en un lugar de reunión, tres brujas, un sapo y un fenéc, lloran sin cesar y corren a consolar a quien más debe llorar, mientras, en una cabaña un gran hada ríe al recordar entre llantos.
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Amado por las hadas y otros más
FantasyUn hombre de 43 años de edad, tras salir de la boda de su hermana menor, lamenta su triste existencia y se encuentra con una extraña criatura ¿Saldrá vivo de este fortuito encuentro? ¿Que le esperará después?