Día 9: La fiesta de los cambiantes

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El carbunco es quien recomendó visitar este sitio, un lugar en el mundo humano donde se está celebrando una fiesta, un lugar de convivencia entre humano y criaturas mágicas.

- ¿De donde conoces este lugar? -. Pregunta Isabel.

- Soy amigo de algunos cambiantes y me pareció propio que el pequeño humano observe como son en tiempo de caza, algo único de ver -.

- Eso es tan estúpido -. Replica Isabel quien no le ve el sentido de estar en este lugar.

- Me parece interesante, siempre quise encontrarme con alguno -. Isabel respira y se sienta al lado del par.

- Ese ahí, que viste un traje blanco con negro, el de puntos, es un delfín rosado, por eso no se saca el gorro, es lo único que no puede ocultar -. Explica el carbunco.

- Ese de allá, que se está pavoneando es un cóndor cambiante -.

- ¿El que no deja de hacer esa cara de "que guapo soy"? -.

- Jajaja, ese mismo y las chicas de allá, son guacamayas, una gran parte de las personas aquí son criaturas cambiantes, algunos solo quieren saciar sus deseos y otros convivir con sus similares, sin lugar a dudas, es un lugar donde las realidades se mezclan -. El carbunco revira a ver a Isabel, quien parece estar aburrida y se acerca a ella.

- Intenta divertirte, hazle caso a tus mayores, su tiempo no es eterno -. Exclama la pequeña criatura.

- Lo sé, es solo, no sé qué hacer en este lugar -. El humano observa a Isabel y se le acerca.

- ¿Bailamos? -. Pregunta.

- No se bailar esta música -. Responde cohibida.

- Yo tampoco, vamos -. Con su característica sonrisa, el humano saca a bailar a Isabel y se divierten como dos jóvenes, saltando y riendo al ritmo de la música, mientras que el carbunco los observa con alegría y melancolía.

Tras unas horas, salen del lugar, el humano está cansado y la dama está feliz.

- Me gustó haber convivido contigo todo este tiempo -. Exclama el carbunco observando al humano.

- Arrodíllate humano -. El humano lo hace y el carbunco besa su frente.

- Has recibido mi reconocimiento y mi estima, tu valor es más grande que cualquier riqueza, espero que tu alma pueda descansar -.

- Te lo agradezco amigo, cuídate -.

- Igualmente no es lo correcto en este momento, que tengan un agradable final de su aventura -. El carbunco se va y la pareja regresa a la cabaña.

Una vez en el lugar donde todo empezó, los amigos se acuestan y hablan un poco más hasta que el humano se queda dormido y la criatura mágica sonríe con calidez y tristeza, esto está por terminar.

- No lo logré -. Murmura y se acuesta en silencio, a esperar, por última vez.

Amado por las hadas y otros másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora