El carbunco es quien recomendó visitar este sitio, un lugar en el mundo humano donde se está celebrando una fiesta, un lugar de convivencia entre humano y criaturas mágicas.
- ¿De donde conoces este lugar? -. Pregunta Isabel.
- Soy amigo de algunos cambiantes y me pareció propio que el pequeño humano observe como son en tiempo de caza, algo único de ver -.
- Eso es tan estúpido -. Replica Isabel quien no le ve el sentido de estar en este lugar.
- Me parece interesante, siempre quise encontrarme con alguno -. Isabel respira y se sienta al lado del par.
- Ese ahí, que viste un traje blanco con negro, el de puntos, es un delfín rosado, por eso no se saca el gorro, es lo único que no puede ocultar -. Explica el carbunco.
- Ese de allá, que se está pavoneando es un cóndor cambiante -.
- ¿El que no deja de hacer esa cara de "que guapo soy"? -.
- Jajaja, ese mismo y las chicas de allá, son guacamayas, una gran parte de las personas aquí son criaturas cambiantes, algunos solo quieren saciar sus deseos y otros convivir con sus similares, sin lugar a dudas, es un lugar donde las realidades se mezclan -. El carbunco revira a ver a Isabel, quien parece estar aburrida y se acerca a ella.
- Intenta divertirte, hazle caso a tus mayores, su tiempo no es eterno -. Exclama la pequeña criatura.
- Lo sé, es solo, no sé qué hacer en este lugar -. El humano observa a Isabel y se le acerca.
- ¿Bailamos? -. Pregunta.
- No se bailar esta música -. Responde cohibida.
- Yo tampoco, vamos -. Con su característica sonrisa, el humano saca a bailar a Isabel y se divierten como dos jóvenes, saltando y riendo al ritmo de la música, mientras que el carbunco los observa con alegría y melancolía.
Tras unas horas, salen del lugar, el humano está cansado y la dama está feliz.
- Me gustó haber convivido contigo todo este tiempo -. Exclama el carbunco observando al humano.
- Arrodíllate humano -. El humano lo hace y el carbunco besa su frente.
- Has recibido mi reconocimiento y mi estima, tu valor es más grande que cualquier riqueza, espero que tu alma pueda descansar -.
- Te lo agradezco amigo, cuídate -.
- Igualmente no es lo correcto en este momento, que tengan un agradable final de su aventura -. El carbunco se va y la pareja regresa a la cabaña.
Una vez en el lugar donde todo empezó, los amigos se acuestan y hablan un poco más hasta que el humano se queda dormido y la criatura mágica sonríe con calidez y tristeza, esto está por terminar.
- No lo logré -. Murmura y se acuesta en silencio, a esperar, por última vez.
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Amado por las hadas y otros más
FantasyUn hombre de 43 años de edad, tras salir de la boda de su hermana menor, lamenta su triste existencia y se encuentra con una extraña criatura ¿Saldrá vivo de este fortuito encuentro? ¿Que le esperará después?