Ser la esposa de Poseidón no es nada fácil y ya sabemos porque y menos es fácil siendo una humana, sip el dios de los mares se casó con uno de los seres que repudiaba y creía inferiores pero bueno nadie sabe de nuestro matrimonio solo la gente del pueblo, se la pasa conmigo excepto cuando tiene que hacer cosas de dioses.
—¿Tienes que ir? —lo abrace por la espalda mientras el tomaba una taza de café.
—Yo tampoco quiero ir —se giro para tomarme de la cara y besarme—. Pero volveré pronto.
—Esta bien —lo solté y el se fue hacia el océano.
Al poco rato de que se fue mientras recogía un poco nuestra casa me llamo mi amiga.
—¡TN!
—¡Hay! —aleje mi celular del oído— no grites de escucho perfectamente.
—Tengo algo que te va a gustar a ti y a tu esposo.
—¿De verdad?
—Me lo trajeron hace poco y supuse que e gustaría después de todo ya eres casada, ven a mi tienda y te lo muestro.
Suspiré —está bien, supongo, después de todo Poseidón no está.
—Eso es mejor
—Te veo allá —colgué y me fui a buscar los tenis.
De camino hacia el lugar de encuentro miraba el mar buscando indicios de que el hombre que amo regrese pronto.
—¡Maria! —la llame mientras me sacudía un poco los pies quitando la tierra y arena de la calle.
—¡Al fin llegas! —salió de atrás del mostrador—, ven conmigo —me tomo de las manos y me jalo hacia la parte de arriba donde era su casa.
—Maya te encargo la tienda —le digo a su empleada en el proceso.
—¿Qué me querías mostrar?
—Siéntate —me empujó en el sillón y entro a su cuarto.
—Pero no tienes que ser agresiva.
—¡Toma! —me lanzo una bolsa emocionada.
—¿Qué es?
—Ábrelo en tu casa y después me cuentas —me volvió a jalar pero está vez hacia la salida—. No necesitas agradecerme.
—Si, si ¿Cuánto te debo?
—Nadita de nada es un regalo de aniversario mi parte. Pero ábrelo en tu casa y que no se te ocurra abrirlo en el camino.
—¿Por qué tanto misterio?
—Ya lo verás
—De acuerdo
Me fui a mi casa antes de que el calor insoportable me derritiera los tenis.
—Haber —saque el "regalito" que me dio mi amiga— ¿Qué es esto? —lo examine por unos segundos— ¿Una lencería?
Procedí a quitarme la ropa que tenía puesta y ponerme la lencería roja de encaje que apretaba un poco mi cuerpo provocando que resaltara más.
—Llego a la casa y te encuentro con una ropa tan sexi —me toma de las caderas recargando su barbilla en mis hombros.
—¿Cómo te fue?
—Fue una mierda —su mirada recorre mi cuerpo a través del espejo— pero se pone mejor mi día.
Me doy la vuelta para besarlo y el me comienza a tocar los glúteos para después bajar a mis muslo y cargarme dejándome caer en la cama.
Comienza a flotar su pene contra mi vagina y deja chupetones en la parte que sobresale de mis bubis.
—Te vez hermosa con la lencería pero te la voy a quitar.
Comienza a quitarme la lentamente hasta que se desespera y casi me la arranca, ahora con más libertad muerde y chupa una de mis tetas.
Va bajando y besando mi abdomen hasta llegar a la parte baja dónde comienza a chupar y besar, por inercia enredó mi mano con su sedoso pelo rubio, el mete su lengua comenzando saborearte mientras comienzo a gemir por el delicioso placer que comienzo a sentir.
Se aleja un poco para quitarse la ropa y meter su miembro provocando soltara un gemido de dolor, sin importancia alguna comienza a dar estocadas que pronto se vuelven en un placer enorme.
—Poseidón no te pusiste condón —digo entre gemidos
—Hoy me vas a dar descendencia —da sus estocadas cada vez más fuertes.
El me llena de su semen mientras yo me siento en el paraíso.
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One Shots Tu x Récord of ragnarok
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