Capítulo 2

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Mierda, tú hijo.-Le oyó decir al padre que en un destello de rapidez se giró arreglando sus ropas.

El impulso de correr se mantuvo latente cuando la mirada de su Papá cayó sobre él, sus pupilas dilatadas ahora eran dos grandes golpes de culpa y llenas de remordimiento y vergüenza. Su anterior paz ahora se había vuelto una desesperación casi incontenida.

YoonGi lo había visto. Su hijo lo sabía.

No había manera de explicárselo, no tenia las palabras y el miedo pronto se apoderó de él y de su compañero. El señor Min limpió su boca arreglando su ropa y con rapidez volteó a YoonGi obligándolo a permanecer de cara a la pared hasta que estuviera listo.

-¿Qué haremos ahora? Él, nos ha visto.

-Baja la voz. Tranquilízate.-pidió. 

-No me pidas que me calme.

Su tonó era un mezcla entre miedo y rabia.

-No hablará, tiene seis años.-Susurró.

-¿Estás seguro?.-Cuestionó. 

-Si. Te llamaré luego, solo... no te preocupes.-Deslizó sus manos por sus hombros con cariño. 

YoonGi se quedó en la posición en la que fue ordenado hasta que sintió la mano de su padre tomar la suya. Vamos le dijo.

                                                                                         (...)

Las próximas semanas para YoonGi continuaron iguales, su padre no había emitido comentario alguno sobre lo sucedido, por supuesto su madre era ajena a todo ello. Y él debía permanecer en silencio, puesto a su juicio tratar de entender lo que había visto era aun más complicado.

Por su parte el abismo de sensaciones que tenia el señor Min eran casi sofocantes, no se había atrevido a pisar de nuevo la parroquia y cada vez más sus escusas se volvieron ridículas poniendo así su matrimonio un poco menos estable. El escenario se estaba volviendo complejo y un solo pasó en falso podría arruinarlo todo.

YoonGi cerró sus ojos cuando su padre se adentró al cuarto fingiendo dormir. El señor Min había estado notando este comportamiento lejano en su hijo y sabia que era su culpa.

-Buenas noches hijo.

Iba a fingir tantas noches pudiera pero sin embargo no podía ocultarlo para siempre y pronto su madre notó que YoonGi no estaba bien, parte de su personalidad había cambiado, se volvió incluso más callado de lo que era.

A partir de ahí, su madre se volvió muy cuidadosa con el actuar de YoonGi, el pequeño de seis años se mantenía sentado en una de las bancas del patio de la parroquia, sus manos jugaban con una pequeña hoja, una de las tantas que rodeaban el lugar, la estación era otoño por lo que los árboles estaban cambiando sus hojas.

Le regaló una sonrisa cuando sus miradas se cruzaron, pronto sintió su brazo ser liberado del de su marido. El señor Min le pidió unos minutos, a unos cuantos metros pudo observar al padre, su túnica lucia tan blanca que temía fuera a ensuciarse con alguna cosa, sobre sus hombros caía ahora una de cinta de color verde.

Su marido había utilizado un tonó suave para indicarle que le diera unos cuantos momentos, ella accedió sin problemas mientras se volvía hacia YoonGi pero sin embargo el niño ya no se encontraba sobre la banca. Se mantuvo en completo serenidad y comenzó una charla con una de las tantas mujeres que allí habían. 

Por la tarde, como era de costumbre, la pequeña familia se mantenían en casa. 

-Mamá.

-¿Si?

Seven《YM》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora