WILLOW; remus lupin

Diecisiete

A Willow le emocionaba la idea de tener a Jane en casa, los días se le habían hecho tediosos y aburridos. Con sus padres siempre ocupados era estar sola todo el tiempo, Adeline apenas respondía las cartas, ya que era un secreto que era bruja y sus primos eran muy curiosos, no podía arriesgarse a contestar una carta cuando según ella habían otras formas de comunicarse sin tener que echar a volar lechuzas; mientras que Laurence se había desaparecido, sospechaba que había salido de viaje, ya que su hermana mayor era una chica bastante atrevida y acostumbraba a viajar por todos los lugares muggles posibles... así que probablemente se llevaría a su hermano menor a una de sus aventuras. 

Así que ordenó su habitación y la de invitados. Hizo que todo se viera impecable y fuera lo más cómodo posible. 

Normalmente Adeline se quedaba en su casa unos días, pero con ella no se preocupaba tanto... asumió que era porque había más confianza.

Pensó en qué quería darle una buena impresión a Jane, así que se colocó un vestido amarillo, de esos que su abuela decía que eran bellísimos. 

Cuando Jane llegó quedó impresionada por —en sus palabras, no las de Willow— tal mansión extraña y ridículamente grande. Miraba a todos lados anunciando en voz alta cada detalle que llamaba su atención. Se preguntaba todo el tiempo por qué era tan grande. Willow intentó justificarlo con que vivía con sus abuelos también.

—Yo vivo con mis padres y tres hermanos, mi casa debe ser una habitación de aquí.

—No seas exagerada —le dijo Willow ayudándola a subir su maleta por las escaleras.

—No seas modesta —replicó Jane, tomando el otro extremo de la pesada maleta y empezaron a coórdinarse al subir las escaleras—. No te estoy juzgando... solo tuviste la suerte de nacer rica. 

Willow suspiró sonoramente llegando al segundo piso y dejó la maleta sobre el suelo. 

—No me gusta que me digan que soy rica. 

Jane la miró extrañada y luego miró todo el lugar. 

—No es una ofensa —protestó—. Y es verdad. 

—Sígueme —le dijo guiándola a su habitación. Por un momento pensó en dejar la conversación así, pero Jane no se lo decía con malas intensiones. Tuvo la necesidad de explicar—. Toda mi vida me han visto como alguien poco capaz de las cosas, así que esto aumenta cuando la gente se entera que tengo dinero... que mi familia tiene dinero. 

Hubo un corto silencio mientras caminaban a la habitación. Entonces Jane carraspeó la garganta:

—¿Por eso lo del rumor que corrió por toda la escuela?

—¿El que empezó una chica de Slytherin?

—Ajá.

Willow asintió. El tema ya no le afectaba, habían pasado tres años desde entonces. Pero era un mal recuerdo... Abrió la puerta de su habitación y dejó pasar a Jane.