Dieciocho

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Willow había tenido un sueño muy extraño

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Willow había tenido un sueño muy extraño... y no como los que normalmente tenía —que en verdad eran extraños— sino que extraño al nivel «¿qué rayos soñé?» y «¿cómo hago que no se repita»

Durante los días en los que Jane había estado en su casa había notado las señales pero las había ignorado. Prefería pensar que todo estaba siendo parte de su imaginación, ya que sabía que era bastante amplia según le habían dicho. Con Jane se había estado divirtiendo y ya podía considerarla como una de sus mejores amigas, ¿para qué arruinar eso?

Pero al despertar del sueño se tocó el pecho, su corazón latía muy fuerte. Estaba sudando. Y una parte muy dentro de ella le había gustado.

Intentó volver a dormir y tal vez así soñaría algo menos descabellado —tal vez con ella montando un dragón junto con la profesora McGonagall—, y dejaría esas terribles ideas atrás.

Pero no lo logró, eran las 6:33 de la mañana.  A esa hora debía haber alguien despierto. O nadie. Lo importante era que Jane no estaría despierta, tenía un sueño pesado y si no fuera por que Willow la despertaba diario, era capaz de levantarse hasta pasada la hora del almuerzo. 

Se puso sus pantuflas preferidas y bajó a la cocina con el objetivo de al menos distraerse con algo de comida. Para la cena los elfos habían preparado un delicioso pastel de chocolate, y había sido tanto que no se terminó. Llegó entusiasmada e imaginarán su sorpresa cuando la luz de la cocina ya estaba encendida. 

Jane había pensado lo mismo. Con la suerte de Willow debía imaginar que ella estaría despierta justo el día que tuvo ese sueño. Tenía en manos el pastel de chocolate y lo estaba devorando bastante complacida. 

—Will —susurró su amiga—. ¿También vienes por comida?

Ella asintió y se acercó con el corazón a punto de explotarle al recordar el sueño que había tenido. ¡Qué vergüenza! 

—¿Dormiste mal? —preguntó Jane acercándole un tenedor—. Tienes mala cara. 

—Una pesadilla —concluyó.

¿Estaba mal considerarlo así? No quería pensar. Quería olvidarlo. 

—Ah. Yo tuve un sueño bastante peculiar —respondió Jane—. Tú estabas ahí. 

—¿En serio? —respondió Willow para no ser grosera. En realidad lo único que quería hacer era salir corriendo a su habitación y no salir hasta que fuera hora de volver a Hogwarts—. ¿Qué pasaba?

—No me lo vas a creer —sonrió—. En mi sueño no extrañabas a Remus, no lo mencionabas ni una vez (como sueles hacer últimamente); salíamos de viaje a una hermosa playa. Jugábamos en el agua, era muy divertido. Tal vez deberíamos  hacerlo en la vida real. 

La imagen que se creó en su cabeza fue agradable después de la descripción de Jane. Sonrió un poco más cómoda.

—Sí, suena bien... Y yo no hablo de Remus. 

WILLOW; remus lupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora