Veintiocho

398 47 5
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CAPITULO VEINTIOCHO:  CUANDO NADIE MIRA 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CAPITULO VEINTIOCHO:  CUANDO NADIE MIRA 

CAPITULO VEINTIOCHO:  CUANDO NADIE MIRA 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Por alguna razón que Remus desconocía, Willow se encontraba igual de sonriente que siempre. Aunque estaba recostada en la cama, cosa que no solía pasar. Willow disfrutaba mucho de hacer cualquier cosa menos quedarse quieta. 

Willow prestó atención al aspecto cansado de Remus, casi ausente. No estaba muy segura de cómo comenzar a excusarse, porque tenía bien en claro que nada bastaría. Así que comenzó por lo sencillo mientras Remus se sentaba en la silla de a lado.

—¿Qué hacías?

Remus quiso reír. Pero no lo hizo, no era algo gracioso. Fue más como una sensación de impacto, de no poder hacer otra cosa más que seguirle la corriente. 

—¿Cómo te encuentras? —preguntó Remus en lugar de responder.

—Mejor..., dentro de lo que se puede. 

Remus tensó la mandíbula, un nudo en el estómago apareció. De nuevo quiso huir de todo.

—Siempre lo has sabido —murmuró Remus, la voz le tembló..

—Sí, siempre —respondió Willow con una pequeña sonrisa.

Él asintió suspirando y miró alrededor. Cuando se mudaron a esa pequeña casa, Willow había insistido en decorar con muchas fotos de ellos. Tenían muchas juntos. Así que cada pared a la que miraba había una imagen alegre... una imagen que sólo podía contener a personas saludables, al menos eso creía.

—¿Por qué no me lo dijiste? —soltó Remus, aunque ya sabía la respuesta. 

—Me gustaba ignorarlo —confesó—. Y te conozco, Rem. Hubieras hecho hasta lo imposible por resolver algo que... no tiene solución. No quería que nuestros años juntos se trataran de eso. 

—Pero tú me ayudaste a controlar...

—Lo sé, pero no es lo mismo. Tú puedes seguir viviendo mientras lo puedas manejar, en cambio yo...

Le dió una punzada en el corazón y se sintió agobiado por un momento. No, no, no. Willow había hecho mucho por él, ahora no podía dejarlo así.

—Quizás haya una solución...

—¿Sabes? Cuando me enteré deseé que a lo largo de los años se encontrara una cura, pero no quise que probaran conmigo. Creo que para eso soy muy cobarde. Simplemente acepté que podía morir, como cualquier otro, sólo con una probabilidad más alta. Y eso lo hizo más interesante. 

Había tanta calma en las voz de Willow que por un momento pareció cierto. 

Ya no era la misma Will que había conocido en la escuela, ahora lucía el cabello un poco más largo, y las arrugas de los ojos se le marcaban por la sonrisa reconfortante que lucía en ese momento. Ahora era más madura. 

—Me parece que estás siendo cruel conmigo —dijo Remus, intentando guardar la calma.

—Lo siento, Remie. Sabes que te amo. No quería que esto nos hundiera. 

—No lo habría hecho —reprochó Remus.

—No me quería arriesgar —reconoció Willow y por primera vez en todo el rato se le notó la verdadera cara de cansancio—. Lo siento, de verdad. Fui demasiado cobarde para contártelo. 

Remus suspiró, se pasó la mano por la cara. Miles de cosas pasaban por su mente, pero no tenía en claro ninguna.

—Supongo que tiene sentido. —Se tranquilizó—. Por eso eras tan explosiva y vivías al máximo... En cualquier momento...

—Sí —asintió Willow, la voz le tembló un poco.

—Debí imaginarlo —dijo Remus, el corazón le comenzaba a doler—. ¿Hay algo que hubieras querido hacer?

—No, hice todo lo que quería. Hasta casarme contigo. 

Le robó una pequeña sonrisa. Sabía cómo hacerlo sentir bien incluso en los peores momentos. Pero aún no estaba listo.

—¿Tú estás bien? —preguntó Willow—. Sé que suena estúpido, no puedo esperar demasiado... Pero quiero saber...

—Ni siquiera sé cómo me siento. Estoy muy confundido... No lo puedo aceptar. 

—Entiendo... Lo siento...

—No quiero que sigamos hablando y oír disculpas, Will —la interrumpió Remus, tomó una de las manos de Willow reposada en la cama—. Quiero que seamos felices el tiempo que nos queda. 


• ☻ •

03 / marzo / 2024

WILLOW; remus lupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora