Octavio se sentía algo nervioso al ver a Javier delante de su portal. Aquella mañana de sábado iba realmente guapo. Llevaba unos vaqueros que le marcaban un culo a lo Bruce Springsteen en la portada de Born in the USA, una camiseta algo vieja color ocre sin mangas y el pelo despeinado.
Lo cierto es que cuando vi a Javier por primera vez, me quedé impactado por su atractivo, al igual que le ocurrió al tarado de Octavio. Se presentó aquella tarde de domingo tras conocerlo en una aplicación de citas, cosa demasiado básica para mi gusto, pero nuestro protagonista es así de original, qué le vamos hacer. Era invierno, por lo que llevaba un abrigo oscuro que le resaltaba el color de las mejillas algo rosaditas por el frío, y por aquel entonces tenía un bigote perfilado que le creaba un rostro que bailaba entre un italiano de la dolce vita o un joven que solo escucha trap a todas horas. Quedaron a merendar y, tras una divertida y cómplice charla, fueron al cine, lugar en el que surgió la ansiada chispa que ambos estaban esperando desde hacía días. Finalmente comenzarían una relación con más luces que sombras.
En aquella primera cita nuestro protagonista quedó encantado, tanto con su físico, debido a aquella una mirada viva, sus labios finos y su cicatriz en la ceja que le daba cierto aire de delincuente, como por su forma de ser, puesto que Javier era un joven alegre, carismático y bastante elocuente.
Nuestro protagonista siempre había sido un joven bastante inseguro con su cuerpo desde pequeño. Cuando cumplió los ocho años comenzó a experimentar como su metabolismo cambiaba y cogía kilos fácilmente, cosa que preocupó a su madre, quien lo llevó al pediatra en más de una ocasión.
–Es algo normal con su edad, señora, no hay nada de lo que preocuparse.
Aquello era siempre lo que escuchaba tras acudir a consulta.
El aumento de peso conllevó a que Octavio comenzara, una vez entrado en la adolescencia, a sufrir por comentarios fuera de lugar que iban referidos a su físico, casi siempre con intención de hacer daño. Sin embargo, cuando cumplió la mayoría de edad, comenzó a notar como bajaba de peso, llegando a tener el cuerpo que él había deseado durante los últimos diez años. Ahora bien, aquel cambio conllevó a que nuestro protagonista tuviera una dependencia enfermiza sobre su estado actual, por lo que se obsesionó con las dietas, el ejercicio y alejarse de todo con lo que antes disfrutaba comiendo.
Pasaron algunos años cuando se dio cuenta de que aquella obsesión no le estaba llevando a ningún lado, sino que lo hundía cada vez más y lo hacía sentir una mierda, por lo que se dejó llevar, consiguiendo un cuerpo que tiene prácticamente todo el mundo. No obstante, hasta el día de hoy sigue preocupado con su cuerpo, acarreándole algún que otro problema de inseguridad que, a veces, consigue controlar.
Pero bueno, todo este episodio de su vida ha sido relatado para que vosotros, queridos lectores, comprendáis la gravedad del asunto cuando alguien tiene un problema así con su cuerpo debido a los comentarios innecesarios por parte de la población, consiguiendo que el susodicho tenga problemas para conocer a gente, tal y como le ocurrió a Octavio. ¿Por qué? Fácil respuesta. Porque si tu novio hace que te sientas inferior físicamente, ahí habrá una dificultad añadida que deberás solucionar.
Gracias a la constancia y a la ayuda de Javier, Octavio consiguió desprenderse de aquella terrible carga. Aún así, todavía tiene momentos de bajón en los que la inseguridad con su cuerpo sale a flote, pero, por suerte, ocurre muy pocas veces.
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Octavio llegó a su destino y se encontró cara a cara con Javier, quien parecía tener un aspecto cansado.
–No sé si habías leído mi mensaje.
–Lo acabo de ver.
–¿De dónde vienes?
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Glam Travesti
Science FictionOctavio es un treintañero que, según él, tiene una vida de mierda. Por las mañanas trabaja limpiando oficinas en su ciudad natal, Sevilla, y por las noches se traviste bajo el nombre de Drag Ona, actuando en el afamado local de ambiente "Mattachine...