El entrenamiento continuó día tras día, y poco a poco, comencé a comprender mejor el uso de mis poderes divinos y demoníacos. Caleb y Eileen se mostraban pacientes y dedicados en su tarea de ser mis mentores, y con su ayuda, logré dominar algunos aspectos de mis habilidades. Sin embargo, aún me costaba controlar por completo las llamas negras que alguna vez me habían consumido en el infierno.
Un día, durante uno de nuestros entrenamientos, Eileen y Caleb decidieron probar una nueva táctica para ayudarme a controlar las llamas negras. Me pidieron que canalizara mi enojo y frustración para intentar encenderlas, y aunque al principio dudé, sabía que era un paso necesario para dominar mi poder.
Luke observaba con preocupación mientras yo intentaba concentrarme en aquellas emociones. Recordé momentos de injusticia, de sentirme excluido y maltratado por los ángeles elites y los demonios más poderosos. Un nudo se formó en mi garganta mientras dejaba que esas emociones me envolvieran.
De repente, una sensación ardiente y poderosa se desató en mi interior. Las llamas negras comenzaron a surgir de mi ser, danzando a mi alrededor con una intensidad impresionante. Sentí el calor que emanaban, pero no me quemaban, y fue como si mi voluntad pudiera controlar su furia.
"¡Increíble, Dayron!" exclamó Caleb, asombrado por la escena que presenciaba. "Mantén esa concentración, sigue canalizando tu enojo".
Con cada instante, sentía cómo mi control sobre las llamas negras aumentaba. Pude proyectarlas y dirigirlas hacia un objetivo específico, sintiendo cómo su poder se intensificaba con cada sentimiento de indignación.
Eileen se unió al entrenamiento, lanzando ráfagas de viento y energía para que yo pudiera poner a prueba mis habilidades. Las llamas negras envolvieron mis manos mientras las arrojaba hacia el viento, creando una espiral de fuego oscuro que avanzaba con una fuerza impresionante.
"¡Eso es, Dayron! ¡Controla el poder!" me alentó Eileen, quien se veía orgullosa de mis avances.
Luke observaba con asombro y preocupación, pero también sabía que esto era necesario para que yo pudiera protegerlo y a nuestros amigos. Era un poder inmenso y peligroso, pero estaba determinado a dominarlo y usarlo para el bien.
Con cada día que pasaba, seguí entrenando para perfeccionar el uso de las llamas negras. Aprendí a controlar su intensidad y duración, y a canalizarlas de manera que no me consumieran por completo.
Pocos días después, escuchamos un ruido acercándose cuando estábamos entrenando, Calen y Eileen se acercaron a Luke para protegerlo.
Entonces en un momento salieron unos demonios tanto angeles, dejándose ver. Iba a hablar cuando uno se adelantó.
"¿Eres tú el híbrido que peleó contra los ángeles?", preguntó uno de los ángeles con voz firme.
Asentí con solemnidad. "Sí, soy Dayron. Y no fue una pelea por elección, sino para proteger a alguien que amo y para protegerme a mi".
Los presentes intercambiaron miradas, y pude sentir la intensidad de sus emociones. Sabía que la noticia de mi existencia había causado revuelo entre los seres divinos, pero también entendía que algunos podrían verme como una amenaza.
"Venimos en son de paz, somos angeles caídos y demonios desterrados.", dijo uno de los demonios desterrados con una sonrisa amistosa. "Hemos escuchado tu historia y creemos que estás destinado a cambiar las cosas en el mundo divino".
"Eso es cierto", intervino otro de los ángeles caídos. "Hemos vivido demasiado tiempo bajo el yugo de los ángeles elites y los demonios más poderosos. Estamos cansados de esta lucha sin sentido. Creemos que tú podrías ser la esperanza que hemos estado esperando".
Me sentí abrumado por las palabras y la responsabilidad que parecían depositar sobre mí, pero también sentí un profundo sentido de conexión con estos seres. Eran como yo, desterrados y rechazados por su propia especie, y eso nos unía de alguna manera.
"Yo... no sé si soy la esperanza que buscan", respondí con sinceridad. "Pero estoy dispuesto a luchar por un mundo donde todos tengan una oportunidad justa, sin importar su origen o naturaleza".
Los ángeles caídos y demonios desterrados asintieron en aprobación, y pronto comenzamos a compartir nuestras historias y experiencias. Descubrí que muchos de ellos habían sufrido injusticias similares a las que yo había enfrentado. Juntos, encontramos fuerza y solidaridad en nuestras luchas compartidas.
"Para lograr hacer un cambio en el mundo divino, debemos derrocar al tirano que actualmente se encuentra en el trono de 'dios'", dijo con determinación uno de los ángeles caídos, mirando a Dayron y a los demás con sus ojos ardientes.
Dayron asintió con seriedad, entendiendo la magnitud de la tarea que les esperaba. "Sí, ese es nuestro objetivo principal. Pero debemos planificar con cuidado cada paso. Derrocar a un ser tan poderoso no será fácil."
Los ángeles caídos asintieron en acuerdo, conscientes de los riesgos que implicaba enfrentarse al ser que ostentaba el poder divino. Sin embargo, estaban dispuestos a luchar, convencidos de que Dayron era la clave para lograr el cambio que tanto anhelaban.
"Esa es solo una parte del plan", interrumpió Caleb, quien había estado reflexionando sobre las estrategias a seguir. "Necesitamos una fuerza unida, ángeles y demonios trabajando juntos."
"Entonces... ¿Se llevan mal ángeles y demonios?" preguntó Luke con curiosidad.
"No, no es así", aclaró Caleb. "Los ángeles y los demonios tienen diferencias y conflictos debido a sus respectivos roles y jerarquías en el mundo divino, pero no todos desprecian a los demás. Es cierto que existen tensiones, pero también hay quienes están dispuestos a comprender y colaborar con el otro bando."
Con el tiempo, formamos una especie de alianza, una hermandad de seres divinos que se habían rebelado contra las estructuras de poder establecidas. Nuestro objetivo era luchar por la igualdad y la libertad, no solo para nosotros, sino para todos los seres que habitan el mundo divino y humano.
Cada día, entrenábamos juntos, compartiendo nuestras habilidades y conocimientos para hacernos más fuertes. Eileen, Caleb, Luke y yo nos convertimos en líderes de esta alianza, guiando a los demás y preparándonos para lo que vendría.
Un día, mientras estábamos en el departamento, Luke y yo nos encontrábamos juntos en su cuarto, admirando el hermoso cielo nocturno lleno de estrellas.
"Es realmente sorprendente todo lo que van a intentar cambiar...", reflexionó Luke mientras seguía con la mirada las luces brillantes en el firmamento.
"Así es", respondí mientras sostenía a Luke en mis brazos y le acariciaba suavemente el cabello.
"Si derrocan a 'dios'... ¿Quién será el nuevo dios?", cuestionó con un tono pensativo, y luego se alejó un poco para mirarme a los ojos. "¿Serás tú?... Porque... Si llegas a ser dios... Ya no podrías verme, ni estar conmigo", expresó Luke con una sincera preocupación en su voz.
"Yo nunca aceptaría ser dios si eso significa separarme de ti...", respondí con firmeza, sosteniendo las manos de Luke entre las mías. "Mi amor por ti es más grande que cualquier posición o poder divino. Estar contigo es lo que más anhelo en este mundo, y no permitiré que nada nos separe".
Luke me miró con emoción y cariño, sintiendo el amor que había entre nosotros. "Entonces, lucharemos juntos por un mundo en el que podamos estar juntos sin ninguna barrera que nos separe".
Asentí con una sonrisa, sintiéndome lleno de gratitud por tener a Luke a mi lado. Juntos, enfrentaríamos cualquier desafío que se presentara y construiríamos un futuro en el que ángeles y demonios pudieran vivir en paz y armonía.
Pero, aunque nuestros lazos se fortalecían y nuestra unión crecía, también sabíamos que enfrentaríamos desafíos difíciles. Los ángeles elites y los demonios poderosos no se detendrían ante nada para mantener su dominio sobre el mundo divino.
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El anhelo de nuestro amor
RomanceDayron, un chico híbrido entre demonio y ángel, se ve obligado a escapar del mundo divino cuando es perseguido por ángeles que buscan acabar con su vida. Con el destino incierto ante él, Dayron emprende un peligroso recorrido para evitar su captura...