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Tres años después

Diecinueve años, para muchas personas en su círculo social suponían uniones por beneficio, matrimonios “felices”, trabajos soñados, grandes genios nacientes en el competitivo mundo laboral, una vida de cuento de hadas.

Para Yoongi no supuso más que su desgracia inminente, el fin de su vida, un maldito destino que nunca hubiera querido aceptar, ah, si tan solo pudiera huir lejos de aquel falso y meticulosamente perfecto mundo.

La primavera estaba en su mayor auge, siempre había disfrutado del cielo despejado y la suave brisa que despeinaba ligeramente sus cabellos, el olor a flores frescas y el césped bajo sus pies, podía leer toda la tarde en aquel patio, justo debajo del gran árbol que había crecido con él, y luego tomar una ligera siesta mientras el canto de los pájaros lo arrullaban, induciéndolo al más reconfortante de todos sus sueños, dónde podía fantasear con cosas que no podría tener en su realidad.

Aunque últimamente estaba de un mejor humor, había conseguido desviar la atención excesiva de sus padres para que saliera con algún que otro alfa, obligándolo a ver personas y planear un futuro para nada grato.

Sentía que todos los astros se habían alineado en su vida y que nada malo podía pasar. No hasta ese mismo día.

—¿Señorito Yoongi? —Uno de los criados de su basta casa lo sacó de su ensoñación. —Aquí está, su padre lo está esperando en el estudio —Tomando por última vez un profundo respiro, se obligó a adentrarse en el lugar, caminando lentamente con su libro favorito entre sus manos.

Tocó suavemente la puerta del despacho de su padre, esperando la aprobación para poder ingresar, oía bajos murmullos desde dentro del lugar, probablemente estaba ocupado con algún otro de sus tantos clientes, esperó pacientemente hasta que su madre abrió la puerta estrepitosamente, la duda lo invadió, ¿Qué hacía ella ahí?, Su madre le dirigió una mirada amarga, con los labios fruncidos, en sus ojos veía preocupación y la mezcla de olores agridulces no era para nada grato.

Se adentró con cautela, apretando su agarre en aquel libro de pasta dura, tratando de sentir algo de confort con la situación.

—Yoongi, siéntate, ¿Quieres? —Su padre le habló como casi siempre lo hacía, salvo que había algo inusual en la manera en que movía sus manos. Se levantó abruptamente de su sillón de cuero, sorprendiendo ligeramente al omega, observó como este comenzaba a caminar perdido en sus pensamientos por toda la habitación.

Su madre soltó un gran suspiro contenido, por el rabillo del ojo pudo notar como ella posaba una de sus manos delicadamente en su cabeza.

Frunció el ceño ante toda la situación demasiado inusual que lo estaba rodeando, pero no se permitió entrar en pánico, tenía que mantener la calma y esperar a que le contarán de que se trataba todo el asunto.

—Espero que tomes la situación con calma, lo único que quiero en este momento es que mantengas la cabeza fría —Su padre frenó por un momento su desesperado caminar, acomodando sus cabellos hacia atrás con demasiada fuerza.

—¿Qué está pasando? — Su pregunta pasó a segundo plano cuando el alfa caminó con pasos pesados hacía el escritorio, con una expresión de ira, no pudo evitar abrir sus ojos con temor al pensar que le iba a hacer algo, incluído ese aroma mal controlado, le estaban poniendo los pelos de punta.

Dejó de contener el aire al notar que solo se dirigía a aquél vaso con líquido ámbar, con lo que suponía era whisky, algo que veía a muchas personas tomar de vez en cuando, él definitivamente prefería el champagne. Atentamente observó como su progenitor bebía el contenido de un solo trago, sin hacer ni una sola mueca.

As Long As I'm Alive [Kookgi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora