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—Aquí estamos —La voz grave del rubio lo sacó de sus pensamientos. Iba apoyado en el cristal del vehículo mientras observaba las calles que jamás había visto, con detenimiento y curiosidad.

Bajaron del coche, mientras el omega era ayudado por el pelirojo, debido a su lesión. —Por cierto, ¿qué te pasó en el pie?

—Oh, me lastimé bailando

—¿Bailas? —Los ojos curiosos del chico lo miraron con detenimiento.

—Ballet —Dijo mientras retiraba el pelo que se había acomodado en su rostro.

El beta lo miró con una expresión de apreciación. —¿Y porque llevas lentes de sol? Creo que en la noche los rayos no dañan la piel. —El pelinegro lo miró entre desconcertado y molesto, aunque él estuviera sonriendo felizmente, enseñando sus dientes de conejito.

—Deja de molestarlo, no es de tu incumbencia —Lo regañó Taehyung, mientras golpeaba la puerta de la casa de una planta bastante pintoresca, de dónde provenía música demasiado ruidosa.

—¿Alguna vez habías a esta parte de la ciudad?

—Nunca he salido de los suburbios —Dijo el omega.

Una rubia con bonitos ojos les abrió la puerta, llevaba una lata en la mano y una sudadera que definitivamente no era de su talla. —Hey, chicos, los estábamos esperando —  Sonrió mientras les hacía un gesto y les accedía el paso a todos. Lo miró de arriba a abajo por un instante, para luego sonreirle cálidamente. —Tu debes ser el señorito Min —Le dijo mientras tomaba su brazo y lo arrastraba al interior de la casa.

—Mas despacio, Haru, está lastimado —Le dijo Joshua mientras los seguía desde atrás.

—¿Te lastimaste? Lo lamento, jamás había estado tan cerca de un omega de la alta sociedad, así que estoy emocionada—Sus palabras exudaban diversión, sin segundas intenciones.

El lugar era amplio, a pesar de lo que su exterior aparentara, habían pocos muebles, y estaba bastante lleno de personas, donde las risas provenían de distintos puntos de la casa. La rubia lo dirigió a un sillón gris oscuro, en donde lo hizo sentar, algunas miradas curiosas y otras extrañadas se posaron en él.

—Aquí estás a salvo —Dijo la rubia entre risas —Puedes quitarte el zapato, descansa tu pie aquí —Lo subió a una pequeña mesa ratona, en donde colocó una almohada, para evitar malestares.—Les traeré algo de beber. —Se paró del sillón rápidamente, corriendo hacia lo que parecía ser la cocina.

—Hey, Tae. —Una bonita pelinegra se acercó al rubio que se había sentado en el reposabrazos. Sin ningún apicé de timidez, colocó una de sus manos en el brazo del beta, apretando levemente.

Joshua, quien se sentó a su izquierda soltó un suspiro, deslizándose en el sofá. —No la mires, es como una gorgona.

—¿Porqué una gorgona? —Es decir, sabía que era una, lo había leído en algún libro de los suyos.

—Le gusta Tae —La rubia se acercó a ellos nuevamente, mientras tomaba asiento al lado del pelirrojo y les entregaba sus respectivas latas. —Aún recuerdo como casi me convierte en piedra con su horrible expresión de marca territorio cuando nos vió hablar un día. —La beta hacia gestos exagerados, imitando a la chica, mientras Joshua reía ruidosa pero cálidamente.

—¿Está enamorada? —Preguntó sin más. En algún momento de su vida, y gracias a sus libros, entendió que los celos o actos posesivos podían ser producto de un amor incontrolable.

El beta río mientras la rubia bufaba, para después tomar un sorbo de su bebida. —No lo creo, pequeño. Probablemente solo quiera degustarlo.

—¿Degustarlo?

As Long As I'm Alive [Kookgi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora