¡Eres SOLO MIO! (Drarry)

Tal vez... pueda confiar en el

El día siguiente, Draco se levantó un poco adormilado.

Alli estaba Harry, tan indefenso como un niño, ya no se le veía enojado o estresado, pero si un tanto.. ¿Triste? Parece que tuvo una pesadilla.

En fin, Draco beso la frente y nariz de Harry, haciendo que este tuviera una reacción un poco tierna, se estiró como un pequeño gatito y se subió encima de Draco.

Cuando Harry por fin habrio los ojos se molestó debido a que Draco le empezó a besar la cabeza y acariciar su cabello.

— Mn...

— ¿Qué paso mi Harry?.

— Deja de hacer eso... Molesta...

— ¿Que cosa?.

— ¡Eso!.

— ¿Qué?.

— ¡Tocarme el pene!.

— Ay ya lo siento.

Draco pareció que no le gusta recordar el pasado, porque evitaba todo tipo de preguntas relacionadas de lo que pasó antes con el y Harry.

— Bueno ahora déjame ir.

— Nop.

— Draco, tengo que ir con alguien a terminar un trabajo de Defensa Contra Artes Oscuras.

— Y eso a mí que, terminalo conmigo ¿No?.

— No eres de mi casa, y eso se hace con una persona de tu casa y otra persona que no es de tu casa pero con la cual compartes clase.

— ¿Sabes? Convencí al viejo, o bueno fue más bien con una amenaza... El punto es que ahora eres de mi casa.

— ¿¡Que?! ¡Pero eso no se podía hacer!.

— Si si, blah blah.

— ¡No me ignores Malfoy!.

—...

— ¿Sabes que? Mejor ya me voy con Neville a terminar mi trabajo.

— suspira — está bien, Longbottom no es competencia para mí.

— No te dije quien era la otra persona, ¡Adiós!.

— Cierto..— pensó.

— ¡Ven acá Harry!, ¿Quien es el otro idiota?.

— No te incumbe— recoge sus cosas— compermiso.

— No— le toma la mano a Harry — dime quién es.

— No tengo ganas.

— Harry no me hagas enojar.

— dudoso— te lo diré cuando termine el trabajo.

— No, vas a ir conmigo entonces.

— ¿Ah? No no.

— Si, vamos amor.

— ¿¡Amor?! ¿Desde cuándo soy tu novio?.

— Desde que lo dije.

— ¿Que carajos? ¿¡Esa mierda cuando se decidió!?.

— Cuando yo quise, ahora vámonos.

Draco se llevó a Harry como si fuera un costal de papas hacia la cafetería, el más bajo pataleaba exigiendo que lo bajara y que podía caminar solo, pero Draco lo negaba una y otra vez.

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— ¿Ya me bajas?.

— No hemos llegado.