CAPÍTULO 7....................La coronación

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A la mañana siguiente, me despierto completamente sola, supongo que Evan ha tenido que volver a su puesto. Cuando Lili trae el desayuno y se marcha, le doy permiso a él para que entre.
-Cuando termines de comer sal de la habitación, por favor —digo fríamente. Su cara cambia al escuchar mis palabras y se puede notar su confusión.—yo voy a darme un baño mientras desayunas.
Me alejo de él lo más rápido que puedo, entro en la bañera y me dejo caer en el agua completamente unos segundos. <<Tiene que ser ahora, si espero más, será demasiado tarde para los dos>> pienso.
Cuando escucho la puerta salgo del baño, Evan se ha ido.

Los siguientes días son muy estresantes, muchas obligaciones reales además de eventos y quedadas con gente importante. Parece que Evan captó mis indirectas, ya que desde aquel día no hemos vuelto a ser como antes.

Es sábado, lo que significa que esta noche Lili y yo vamos al club esta noche. Quedan solo dos horas para que nos preparemos y estoy tumbada en la cama boca arriba, pensando en cómo mi vida ha cambiado tanto en solo unas semanas.

.

-Abi, despierta —dice una voz susurrando.
He debido quedarme dormida mientras pensaba tanto, porque ha anochecido y Lili ya está en mi habitación.
-Voy a darme una ducha fría, arréglate tú mientras —le digo.
La ducha fría me sirve para despejar mi mente, esta noche nadie va a impedir que me divierta, ser reina es más agotador de lo que jamás podía imaginar.
Entro en un largo y ajustado vetido granate de tiras cruzadas, unos tacones negros con diamantes y unos amplios pendientes de aro plateados. Lili me maquilla de incógnito y me coloca la peluca rubia. Antes de salir miro la pulsera que me regaló Evan, pienso en si debería quitarla o no, pero todavía no tengo la fuerza para hacerlo.
Ella lleva un vestido beige muy ajustado que le llega hasta los tobillos, unos tacones de aguja del mismo color y unos finos pendientes dorados. Su maquillaje simula una hidratada piel y su cabello está recogido a media melena.

Cuando las dos estamos listas, entramos en el vestidor, abrimos la puerta escondida y pasamos a las escaleras ocultas que dan a la parte trasera del jardín, dónde espera el coche que conduce cada sábado Lili.

Entramos al Labina y el día de hoy está repleto de gente, tanta que nos cuesta llegar a la barra.
-Buenas noches chicas, ¿lo mismo de siempre? —pregunta Manny al vernos.
-Hola Manny —responde Lili.
-Buenas noches caballero —saludo irónica.— ¿sabes qué? hoy quiero algo diferente.
-¿Hoy vas a arriesgar? —pregunta con una amplia sonrisa en la cara.
Miro a Lili, que suelta unas carcajadas.
-Sorpréndeme Manny.
Nos da unos cócteles sin decirnos lo que lleva y están buenísimos.
-Me apetece bailar, acompáñame venga —digo, aún con la copa en una mano, tirando de un brazo de Lili.
Nos adentramos entre la gente y nos ponemos cerca del centro de la pista, entonces veo cómo un chico se acerca a Lili y le sujeta la cintura mientras los dos bailan juntos. Me alegra que se divierta así que me alejo un poco para dejarle su espacio y continuo bailando. De repente siento cómo alguien se pega a mi y me rodea con los brazos, me siento incómoda e intento separarme pero el chico no me deja.
-Por favor, déjame en paz —le pido mientras las pulsaciones se me aceleran y empiezo a sudar.
-¿No quieres bailar rubia?
-¡No, suéltame! —grito.
Es en ese instante cuando siento que el chico me suelta rápidamente, me giro, y veo algo que no puedo creer.
-¿Evan? —pregunto confundida después de que él agrediera al chico que me estaba acosando. Se acerca lentamente a mí, también con cara confundida.
-¿Esto es lo que te ha hecho dejar de hablarme? —pregunta.
-¿Qué? No, claro que no.
-¿Entonces?
-Si nos pillan estaré perdida, a tí te ejecutarán y a mí me harán casarme y tener los hijos de algún tipo como ese —digo refiriéndome al chico de antes. —no puedo tener esa vida, ni siquiera quiero ser reina, nunca lo he querido.
-¿Por qué?¿Porque tu padre loco no quería que lo fueras? —pregunta con las lágrimas a punto de caer de sus ojos.— ya no está Abigail, está muerto, no volverá a atormentarte, ya me aseguré de eso hace años.
Su confesión me pilla por sorpresa, no puedo creer lo que mis oídos han escuchado.
-Fuiste tú.
-Era pequeño, estaba en uno de los palcos jugando con el arma de mi padre, entonces vi cómo tu padre te intentaba arrojar por un ventanal y sin pensarlo dos veces apreté el gatillo —confiesa haciendo una pausa.— Años después me alisté en el ejército por presión de mi padre. Cuando salió la noticia de que la futura reina necesitaría un guarda real, algo en mí cambió, por primera vez tenía esperanza, la esperanza de volver a ver aquella niña con la sonrisa más brillante del lugar.
-Fuiste tú, ¡tú mataste a mi padre! —le grito acercándome a él. Entonces me acerco más y le rodeo con los brazos.— gracias por salvarme la vida.
Después de unos minutos abrazándonos, él pasa su mano por mi cara delicadamente y nos miramos a los ojos.
-Creo que estoy enamorada de ti —dejo escapar a la vez que una lágrima cae por mi mejilla. Él me da un beso, un cálido beso que me acoge y me cuida.

El Trato RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora