ARREPENTIDA

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-Si lo creo, deberíamos ir a buscarla antes de que haga algo de lo que se pueda arrepentir - El señor Jeon dijo a su hijo.

-Papá ella no sería capaz de hacer algo así - Jungkook tenía la fiel idea que ella no se convertiría en una delincuente.

Para salir de cualquier duda, lo más rápido que el auto de los Jeon pudo ir, fueron a casa de su madre.

El lugar estaba vacío, buscaron habitación por habitación pero fue inútil. La mujer que aun no terminaba de limpiar la casa, salió a ver si ocupaban algo.

-Mi madre a que hora salió - Preguntó Jungkook.

-Ella y una pequeña se fueron hace apenas una hora. - la mujer respondió.

-¿Ella? - el señor Jeon mostró una fotografía en su teléfono de Suny.

-Si ella - la mujer los saco de su duda.

-¿Dijo a donde iría? - desesperado preguntó otra vez el hijo único de los Jeon.

-No joven, usted sabe que ella nunca dice a donde irá - la mujer dijo y no era mentira.

La llamaron infinidad de veces y simplemente no respondió.

-Joven - dijo la mujer saliendo de una habitación - este teléfono no deja de sonar - ella lo mostró.

Había dejado su teléfono en casa, no había manera de comunicarse con ella.

-Llevame con Jimin, debo apoyarlo, debe estar vuelto loco y mañana es el primer desfile. - preocupado dijo el señor Jeon.

Fueron entonces hasta la casa de la abuela Park.

En cuanto vieron al señor Jeon llegar lo recibieron con preguntas, policías de Seúl estaban ya en el domicilio.

-Jungkook espero de verdad que no haya sido tu madre - Jimin le dijo en cuanto lo vio.

La policía también se apresuró a investigarlo.

Ellos dijeron lo que la mujer de la limpieza les contó.

Ahora por toda la ciudad buscaban a esa mujer.

Jungkook estaba tirado en un sofá con su vista fija en el el piso. Taehyung estaba encerrado en la habitación de Suny, lloraba y corría de ahí a quien quisiera entrar, Hoseok lo acompañaba y daba palmadas en su espalda cada vez que lloraba nuevamente.

Ana y Yoongi permanecían en silencio en la habitación de Suny para que Taehyung no se diera cuenta que estaban ahí también.

La abuela no dejaba de cocinar, los policías tenían que comer, y los damas o comenzaba a regañar que estaban demasiado delgados o desnutridos qué comieran o tiraría todo a la basura..

Jin no dejaba de llamar a Jimin, por extraña razón el dueño del bar donde sería el primer desfile estaba con el. Lo veía preocupado y no dejaba de llevarle comida, café o algunos dulces que recién se dio cuenta que amaba lo dulce.

Jimin parecía un juguete de cuerda, caminaba a un lado, a otro, respondía llamadas, esperaba que alguna de ellas fuera de esa horrible mujer. Pero no sucedía. Esperaba que le llamara y le dijera que dejara en paz a su hijo como tantas veces lo hizo en el pasado. Pero no pasó.

Algunas horas pasaron mientras ellos morían de la angustia. Después la mujer más buscada llegó en su auto, bajó con desdén, se dio la vuelta y abrió la del copiloto, de ahí bajó la pequeña, después abrió la puerta de atraz y bajo decenas de bolsas.

Tocó el timbre de la casa que le señaló la pequeña y un policía abrió.

-Esta arrestada - dijo el oficial qué la dejó pasar.

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