11; La casa en el campo

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El último día que pasó con su madre se la habían pasado haciendo galletas, demasiadas. Una parte las dejarían para que su madre venda, otra pequeña parte se las quedaría ella y el resto serían llevadas por Mo a casa de He Tian.



"—Debes dárselas, él te invitó a su casa, hay que ser agradecidos —ordenó mientras ponían las galletas en una linda cesta de mimbre y la cubrían con una tela verde oscuro con diseños de ruiseñores y florecillas, para luego pasarle una ancha cinta de tela que la señora Mo ató en un delicado moño.

—Pero, mamá...

—Pero nada —declaró con autoridad, pegando la canasta contra el pecho de su hijo —Se las darás y punto."




Exhaló, tenía la sensación de que el azabache se burlaría en cuanto lo viera parado con la canasta entre las manos. Y había pasado una hora más o menos desde que las habían terminado y luego de eso se había bañado y cambiado. Al parecer había escogido un buen atuendo, pues su madre le había tomado unas veinte fotos en cuanto lo vio salir de su cuarto, a pesar de que solo se tratase de una bermuda de jean algo suelta, una camisa manga cortas blancas y encima un suéter muy fino de color marrón con varios dibujos distintos en líneas, además de unos calcetines que le llegaban un poco más arriba de los zapatos estilo bota de color verde. A su parecer, su ropa desprendía un estilo más otoñal que veraniego, pero así era como se sentía cómodo.




Miró el reloj en la pared, eran las 18:29, He Tian dijo que llegaría a través de los polvos flu a las 18:30, aunque no creía que viniera exactamente a esa hora, es decir, por lo general la gente llegaba unos minutos más tarde, así que teniendo eso en mente se relajó en la silla de su sala y sacó su teléfono para jugar un rato, mientras a su lado su mamá leía muy entretenida un viejo libro de cocina.




Un estruendo proveniente de la pequeña chimenea los hizo saltar a ambos en su lugar, a Mo casi se le cae el teléfono y su madre casi vuelca su té sobre su pantalón. Al dirigir la vista, pudieron visualizar a un alto y delgado muchacho, que vestía una camiseta negra por debajo de unos holgados jeans grises amarrados con un cinto marrón con una gran hebilla y unos zapatos negros de estilo escolar.




—Buenas tardes —saludó elegantemente. La mujer en la habitación se puso de pie y caminó hacia él para saludarlo muy emocionada. Conversaron muy brevemente, la señora Mo le ofreció un poco de agua pero He Tian se negó amablemente. Entonces, los oscuros orbes fueron a parar al menudo cuerpo del pelirrojo, quien seguía sentado en la silla de madera y tenía su teléfono agarrado con una mano, del cual salía una musiquita triste y en la pantalla se destacaba la frase "¡Sin movimientos!" —¿Estás listo Mo? —le sonrió, Mo corrió la mirada.




Se despidió con un fuerte abrazo, sintiendo al mismo tiempo muchos besos en su mejilla. Se separaron y su madre lo miró con desbordante cariño.




—Pórtate bien, cuídate y disfruta —le dio otro pequeño abrazo —Y si llegas a tener señal, intenta llamarme de vez en cuando —le dejo un último beso en la frente —Adiós, mi niño.

—Adiós, mamá, te quiero —le sonrió. 




Primero pasó He Tian con el baúl y a los segundos volvió para llevarse a GuanShan. Fue una extraña sensación, jamás había viajado con Polvos Flu, primero pensó que sentiría ardor al atravesar el fuego, pero realmente no sintió nada. Apretó los ojos con fuerza y al instante sintió una pequeña brisa, al abrirlos de nuevo notó que ya no estaba en su casa, sino en una espaciosa sala, con madera oscura y varios adornos muy elegantes, también había un juegos de sofás y una mesita ratona frente a ellos, esa debía ser la sala de estar del moreno.




Pure Heart - Tianshan Harry Potter AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora