Desgracia

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Shigeki estaba en su oficina, intentaba calmarse y meditar respecto al informe que kyutaro le había dado sobre su hijo.

Todo indicaba a que rei y kazuki lograrían tener su propio negocio, la noticia como era de esperar, no agrado al hombre mayor que reprimia su disgusto lo mejor que podía.

El había tenido mucho tiempo para pensar, los años en los que rei estuvo fuera de casa lo habian cambiado al menos un poco, el no ver a su hijo en la mansión todos los días fue un golpe duro para el.

Le había pedido que se preparará para ser el líder como una muestra de lo mucho que le importa, pero el chico mal agradecido tuvo la osadía de negarse a tomar su lugar en la familia.

Su hijo se negaba a volver a su lado, y eso le dolía porque finalmente se había quedado solo, después de todo talvez  sería lo mejor y lo que merece, quedarse solo por haber sido una persona tan terrible.

El hombre salió de su oficina y se dirigió a su habitación, una vez en su alcoba se acercó a la ventana y encendió un cigarrillo.

La luz de la luna, el aire que se colaba por su ventana y arrastraba el humo que salía de su boca, lo hizo sin darse cuenta recordar su historia con su esposa, el olor a cigarro hacia que escuchara su voz diciéndole que dejara aquel vicio.

Shigeki conoció a su amada hace mucho tiempo atrás, cuando era joven y aun no ejercía el papel de líder.

Se conocieron en una reunión de gente rica, como era de esperar, una fiesta llena de gente prepotente y finamente vestida, pero no su futura esposa.

Ella tenía cabello largo negro y ojos violeta, usaba un largo vestido rojo y solía pedir amablemente las cosas, a diferencia de muchas personas ahí presentes, solía quedarse en algún rincón mientras usaba su teléfono, parecía aislarse de todos los otros invitados.

Con curiosidad, el en aquel entonces joven shigeki se acercó a la chica, pudo notar un sonido electrónico salir del celular que parecía ser de un video juego, observo como la pelinegra sonreia ante el sonido que indicaba la victoria de la partida.

-- ¿Qué es eso?

Pregunto sin importarle mucho el decoro, provocando que la joven que no había notado su presencia diera un salto en su asiento.

-- solo es un juego jajaja

Explicó con nerviosismo por la repentina interacción mientras guardaba el celular, no esperaba que alguien se le acercara, por lo general era feliz cuando la gente en las fiestas la ignoraba y la dejaban ser.

Al alzar su mirada sus ojos se encontraron con los del contrario, se sorprendió en gran manera al encontrarse al heredero de los suwa frente a ella, tenía la reputación de ser alguien serio, tener un carácter de la mierda y una cara de pocos amigos.

Y así era, la miraba con el seño algo fruncido y su tono de voz era pesado, apesar de que no parecia tener malas intenciones, se veía apagado a su parecer.

-- me llamo Tsukina, por cierto, ¿tu eres?

Pregunto fingiendo demencia ante el hecho de que ella sabía perfectamente quién era.

-- me llamo Shigeki suwa

Se presentó sin más y la conversación se atasco, la joven se sintió incomoda al ver como el chico de ojos azules no se alejaba y simplemente permanecía a su lado sin decir algo.

Platicar no era su fuerte, solía no decir nada porque sus palabras podían tomarse como una imprudencia debido a la manera tan agria con la que solía expresar sus pensamientos, pero había algo que se le daba bien, y eran los juegos.

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