XIV

2.9K 255 107
                                    

Al llegar a la mansión, ni siquiera se inmutaron de que Claude y Alois, se habían quedado dormidos en el sillón principal, como siempre de una manera que los demás podrían llamar "Mal pensado" pero para los recién nombrados, se le llamaba, inocencia.
Sebastian, sin pensarlo dos veces, tomo a Ciel de su espalda para levantarlo, y subir las escalera hacia la habitación de los dos. Para después tirar a Ciel a la cama, este venia riendo.

-¿Por que te ríes?.-Pregunto confundido Sebastian.

-Bueno, cada vez que te digo algo así, se para tu amigo. Es raro, a pesar de que no llevamos unos días, aun se para por pequeñeces.-Respondió Ciel, feliz. Esto lo ayudaba a concluir que el amor que entregaba a Sebastian, era verdadero, y viceversa.

-Bueno, para que te des cuenta, de todo lo que amo.-Dijo antes de tirarse encima, y comenzar a morder y succionar, cada parte del cuello del menor.
Sebastian se comenzó sacando su chaleco, y bufanda, la cual ya se había acostumbrado a ella. Para luego quitarle la polera azul a Ciel, junto a sus pantalones algo apretados color negro. Sonrió despues de eso.

-Que felicidad...-Eso hizo que Ciel levantara una ceja, preguntándose el porque de esa declaración.-Ahora es mucho mas fácil sacarte la ropa.-Eso hizo sonrojar a Ciel, para después abrazar a Sebastian, y sensualmente decirle al oído.-¿Que esperas mayordomo pervertido? ¿Que te de una invitación para entrar en mi?.

Eso hizo que el mayordomo, despertara su nuevo ser. Tiró nuevamente a la cama a Ciel, y de una vez, le sacó toda la ropa que llevaba, o en este caso, terminar de sacarla.
Ciel gemía ante el tacto, de la mano fría, pero cálida de su amante. Su cuerpo se encontraba caliente, esta vez, pediría a Sebastian, que entrara completamente, para saciar su sed de placer. Pero antes de terminar de pensar en eso, sintió, un miembro muy conocido por su orificio, entrar sin consultar. Dejándole escapar un grito ahogado.

Se....¡mhg!...espera....entra...traste...muy... rápido....

Un poco tiempo después, se encontraban en la cómoda de siempre, en la posición de siempre, Sebastian parado embistiendo a Ciel, quien estaba sentado con sus piernas muy abiertas, en lo alto de los hombros de Sebastian, este tipo de flexión, le había ayudado bastante al cuerpo.
Las embestidas eran salvajes, aunque fuera lo mas profundo, aun no se saciaban, perdían el control. Cada vez aun más, por el placer de ser uno, y con cada golpe, sentirse en el paraíso, lo cual como cada vez que lo hacían, se perdían en el placer que le entregaba la persona que tanto amaba.

Claude y Alois, estaban escuchando todo. Observándose entre ellos, Alois estaba sonrojado y rogándole a su amado que salieran de la mansión, pero este estaba tan cómodo en la posición que se encontraba, que no aceptaba la propuesta.

-Por favor... Claude, salgamos de aquí, no quiero escuchar los gemidos y gritos de Ciel.-El joven parecía rogarle.

-¿Pero de que tanto te preocupas, su nosotros hacemos exactamente lo mismo?.-Respondo tranquilo el mayor, con sus manos atrás de la cabeza, con sus ojos cerrados, y de vez en cuando, arreglándose sus anteojos.

Alois suspiro rendido, al fin y al cabo tenia razón, el entendía perfectamente como era estar en posiciones así, aunque jamás ha perdido la esperanza de que el seria el activo alguna vez en su vida, y dejar con dolor de caderas a Claude, pero aun no.

-Bien... ¿Donde dejaste mis audífonos?.-Por lo menos, si no quería escuchar los eventos animados que ocurrían en la habitación, por lo menos se entretendría escuchando a su banda favorita.

-¿Recuerdas que los dejaste en el pantalón negro?.-El joven menor asintió con su cabeza.-Pues idiota, cuando lo mandaste a lavar con Mei-rin, los mojó y obviamente, se hicieron basura.-Alois estaba molesto, eran sus audifonos, pero recordó que tenia otros, unos grandes.

-¿Y los otros?.-Preguntó un poco mas animado.

-Bueno...-Claude se sentó en el sillón, sonrió un poco, y se rasco la cabeza.-Los... Rompí ayer...-Alois ahora si se enojo, le pegó un pequeño golpe en la cabeza, (Casi sin sentir un mínimo de dolor) para luego regañarlo.

-¿Es que acaso eres idiota?.-Lo regañó.-Pero... Mi amor...-Respondió Claude.-Te tengo un regalo...

Después le mostró unos audífonos nuevos, que incluso tenían la marca de su banda favorita grabada en el cable y base del audífono. Este sonrió y beso los labios del mayor, feliz.

-Gracias, mi amor.-Para después de eso, poner sus audifonos en sus oídos y conectarlo a su teléfono, y comenzar a escuchar música.

-Hmph...-Río por lo bajo.-El y su Matsumoto, y su Akira... Bueno, aun así, no puedo decir que no lo amo...-Dijo en voz baja, a lo que Alois escucho, y se puso feliz, se acostó en el cuerpo de Claude, y se quedo dormido.

---------

-Ah.... ¡NO! Vamos.... Ah... Ahí... Claude... Rápido... Ahí...-Alguien gemía, ya que estaba siendo terriblemente embestido, por el demonio llamado Claude Faust.

-¿Si...?....¿Ahi.?...

-S....si... Claude... Dame.... Dame mas...

Ese alguien, era el demonio conocido como... Sebastian Michaelis, quien disfrutaba las caricias, los tirones, y sobretodo las embestidas de su amo.

-Gime para mi... ¡Vamos!.

-Si... Ah... Ahhh!...Me... Me voy... A.... A venir.

Sebastian estaba en posición canina, mientras este de atrás le embestía, cada uno dis...

-¡AHHH!...-Grito Sebastian, y Claude al mismo tiempo... Una pesadilla.... "¿Que mierda esta pasando aquí?" Se preguntaron los dos al unisono, antes de que sus niños se alarmaran.

¿¡Sorprendidos?! Yo también... Como digo, mis palabras se escriber solas, no acostumbro a titubear. Y otra cosa, de repente subiré, tengo pruebas ¿si? ¡Nos vemos!

Solo soy un mayordomoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora