Tn Lombardo es una chica de 19 años que ha enfrentado muchas dificultades en su vida. Cuando era muy pequeña, su madre la "abandonó", dejándola al cuidado de su padre. Desde entonces, ha sido muy cercana a su primo Mauro, ya que cuando su padre trab...
Me quedé dormida en los brazos de Thomi, sintiéndome segura y tranquila. La música de la fiesta se desvaneció en el fondo, y todo lo que importaba en ese momento era la calidez de su abrazo. Sin embargo, en medio de la madrugada, un destello de luz me despertó bruscamente, y me encontré con el rostro de Mauro iluminado por el flash de su teléfono.
Tn: Uuu, ¿qué haces, gil? Me incorporé de golpe, entrecerrando los ojos por la luz intensa.
Duki: Más respeto hacia mi ser, porfa. Intentó mantener una expresión seria, pero no podía evitar sonreír.
Tn: ¿Qué pasó, primo? ¿Por qué casualidades de la vida estás con un flash apuntándonos? Me sentía aún un poco desorientada, pero la curiosidad me invadía.
Duki: Ay, nada, es que eran muy tiernos. Solo vine a ver si estaban bien. Se echó a reír, disfrutando de la situación.
Thomi: Re bueno tu primo y vos tratándolo así, jajaj.
Tn: ¿Para qué me despertaste? No sé, pero te quiero, primo, perdón. Me pasé la mano por el cabello, tratando de arreglarme mientras me reía.
Duki: Jajaja, no pasa nada, pero la foto me la quedo. Esta quedará como un recuerdo de hoy. Sostuvo su teléfono, capturando un momento que definitivamente no olvidaría.
Tn: ¿Ok? Lo miré con una mezcla de sorpresa y diversión, dándome cuenta de que la situación era completamente absurda.
Duki: Sí, sí, después le encajaré un filtro para que se vea más romántico. Guiñó un ojo antes de salir de la habitación, dejando un eco de risas detrás de él.
Con Duki fuera, Thomi y yo intercambiamos miradas, conteniendo la risa mientras la incomodidad inicial se disipaba. La situación era graciosa, y el ambiente se sentía ligero.
Thomi: No puedo creer que tu primo haya hecho eso. Mauro es un verdadero personaje.
Tn: Si mal, siempre tiene que hacer algo raro. Pero en el fondo, me alegra que se preocupe por nosotros. Suspiré, sintiéndome afortunada de tenerlo en mi vida.
Nos acomodamos de nuevo bajo las sábanas, riendo y disfrutando de la complicidad del momento. La risa y la cercanía solo hicieron que me sintiera más conectada a él, y aunque la noche había tenido su caos, en ese instante todo parecía perfecto.
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Al día siguiente, desperté primero. El sol entraba suavemente por la ventana. Busqué mi celular en la mesita de noche y vi que tenía algunas notificaciones. Con curiosidad, abrí la galería y encontré las últimas fotos de la sesión que había hecho.
Tn_Lombardoo
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