✨Capitulo 39✨

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Al otro día me desperté con la luz del sol filtrándose por las cortinas, iluminando suavemente el cuarto. Miré a mi lado y ahí estaba Thomi, profundamente dormido, con esa expresión tranquila que tenía cuando todo su estrés parecía desaparecer. No quise despertarlo, así que me levanté despacito, tratando de no hacer ruido, y fui al baño. Me lavé la cara para despejarme y me cepillé los dientes, sintiendo el frescor de la menta.

Volví a la cama con el celular en mano, acomodándome con cuidado para no despertarlo. Me puse a mirar las redes sociales, pero no podía evitar mirarlo de reojo cada tanto, porque se veía tan tranquilo, tan en paz. Me hacía sonreír ver cómo incluso dormido, tenía esa especie de calma que siempre me transmitía.

Al rato, Thomi se empezó a mover un poco y finalmente abrió los ojos, todavía medio dormido pero con esa sonrisa medio pícara que siempre me dejaba sin palabras. Se estiró y se levantó despacio, siguiéndome los pasos: fue al baño, se lavó la cara, se cepilló los dientes y después volvió a la cama.

Sin decir nada, me miró con esos ojos que siempre parecían saber exactamente lo que estaba pensando. Se acostó de nuevo, pero esta vez me tomó de la cintura y me llevó con él, acomodándome suavemente sobre su pecho. Sentí el calor de su cuerpo y el ritmo pausado de su respiración mientras me sostenía con firmeza.

Thomi: Buen día, amor —me dijo con voz ronca y una sonrisa, antes de inclinarse y darme un beso lento y suave, como si fuera su manera de darme los buenos días.

Sonreí contra sus labios, sintiendo cómo el latido de mi corazón se aceleraba con ese simple gesto. Sus brazos me rodeaban con fuerza, y no pude evitar perderme en el momento, dejando que la sensación de su cercanía me envolviera completamente. Cada beso, cada caricia, cada mirada... eran como una promesa silenciosa de que el día que comenzaba iba a ser perfecto simplemente porque estábamos juntos.

Un ratito despues saco esta foto:

Mientras estábamos acostados, con mi cabeza apoyada en su pecho y sintiendo el ritmo de su respiración, Thomi me miró con esa sonrisa que siempre me dejaba sin palabras

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Mientras estábamos acostados, con mi cabeza apoyada en su pecho y sintiendo el ritmo de su respiración, Thomi me miró con esa sonrisa que siempre me dejaba sin palabras.

Thomi: ¿Sabés qué? —dijo, rompiendo el silencio, mientras me acariciaba el pelo suavemente.

Tn: ¿Qué? —le respondí, levantando la vista para mirarlo.

Thomi: Me encanta despertarme y que seas lo primero que veo —confesó, y pude notar el tono de sinceridad en su voz.

Tn: Ay, qué tierno que estás hoy —bromeé, pero no pude evitar sonreír y sonrojarme un poco.

Thomas: Es la verdad, che. Me haces feliz, ¿sabías? —agregó, y esta vez me besó la frente con un gesto cariñoso.

Tn: Bueno, voy a tener que acostumbrarme a estos cumplidos entonces —dije, haciéndome la canchera pero sintiendo mariposas en el estómago.

Thomi soltó una risa suave y me apretó un poco más contra él.

Thomi: Y vos, ¿me harías feliz de otra manera? —preguntó, levantando una ceja con picardía, sus labios a centímetros de los míos.

¿Destino o Casualidad? 𝑹𝒖𝒔𝒉𝒆𝒓𝒌𝒊𝒏𝒈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora