3: Carajo...

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—¿Guardaste tu tarea de arte? — Preguntó un Omega cenizo a su cachorra que iba contando las líneas del pavimento, ella asintió con la cabeza.

—¡Si!

—¿Tu lápiz negro y rojo? — Volvió a preguntar el cenizo, su peque hija esta vez alzó su mirada con un punchero.

—¡Si!

—¿Tienes tus audífonos puestos? — Dijo revisando las orejas de su pequeña al ver la prótesis, sonrió complacido y aliviado. Haru hizo una mueca por estos, aún que quisiera no tenerlos igualmente lo hace para ver a su papá feliz y no preocupado por ella.

—¡Si!

—¿Sabes que no te los puedes quitar verdad? — Advirtió Katsuki llegando a la entrada del kinder para ponerse a la altura de su cachorrita que asintió con la cabeza provocando que sus coletas rebotaran en su rostro.

Katsuki se sacudió la nariz, había tenido últimamente una alergia que no lo estaba dejando respirar bien, pero, eso no era impedimento para seguir su vida por su hija.

—¡Si! Pero, no entiendo porque tengo que usarlos si de cerca escuchó bien — Reclamó la pequeña con ojitos de perrito a su papá que suspiró.

—Pero no de lejos.

Haru Bakugou, su pequeña cachorrita había nacido con todos su sentidos intactos, hasta que llegó a los cuatro años que comenzó a tener fallos en su audición. Comenzó cuando Katsuki le gritaba de lejos pero ella no hacía caso, a diferencia de cerca que escuchaba perfectamente.

Tuvo que llevarla al doctor y este le dijo que probablemente tengo una hipoacusia moderna, a medida que va creciendo va creciendo pero, posiblemente no pase a severa. Esto puso muy triste a Haru porque ella soñaba con ser una cantante, amaba la música. A Katsuki también le dolió ver a su cachorrita triste.

Igualmente como padre la siguió apoyando de cumplir sus sueños que su sordera no sea un problema para alcanzar sus metas, eso ánimo un poco a Haru. Así que, tenía que usar sus prótesis auditivas para poder escuchar desde lejos, más de cerca, podía hacerlo sin ellos.

La pequeña se despidió de la mano antes de entrar con la profesora a su escuela, Katsuki sin demorar, uso sus explosiones para irse a completar su patrullaje. Sin darse cuenta de los ojos esmeraldas que lo estuvieron observando desde lejos todo el tiempo.

Katsuki agradece no haberse encontrado con el Alpha verdoso en todo el día, sobretodo su horario de patrullas estuvo acompañando de Uravity, Ingenium y Chargebolt.

Al terminar, su día, fue a recoger a Haru a su escuela la cachorrita apenas lo vio se lanzo a los brazos de su progenitor que froto su mejillas contra la pecosa de su hija, quitando todo olor extraño de ella reemplazando por el suyo.

—¿Cómo te fue hoy, Cachorrita? — Preguntó Katsuki tomando la maleta de su hija, de la cuál se quitó unos mechones desordenados de su cara y sonrió.

—¡Muy bien, papi!¡Me divertí mucho! — Exclamó la cachorrita olfateando el aire mientras camina con su papá, la pequeña seguía alzando su cabecita mientras huele intentando descifrar ese aroma a mentol en el ambiente — Huele a menta, papi.

—¿Menta?

— Kacchan — Aquella voz detuvo en seco al Omega cenizo, quien lentamente giro su cabeza levantando la misma hasta estrellarse con los esmeraldas. Izuku estaba usando su don de flotar para estar a uno centímetros de ellos.

No supo que recorrió su cuerpo, pero quería huir, tenía a Haru enfrente, carajo, no podía simplemente pretender que Haru no es hija de Deku ¡SON IGUALITOS! El cenizo no podía ni mentirse a si mismo ni a su Omega interno rechazado al Alpha que fue parte de la creación de su cachorra.

¿Puedo desearte? - [Dekubaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora