Capítulo 16: El fin es un nuevo comienzo

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"Good omens es propiedad de Neil Gaiman y Terry Pratchett, una serie de Amazon Prime"

Anathema se sentía tan cansada, había pasado por muchas cosas, quería llorar, pero era una persona lo suficientemente fuerte para no hacerlo, aunque sentía los ojos humedecerse al sentir las leves palmadas de Newt en su espalda, el calor reconfortante de su hogar, la humeante taza de té en sus manos.

— Debo de dejar de hacer esas cosas — se quejó en los brazos del muchacho.

— Pero Ana, eres fantástica, lograste lo que todos deseaban en esa empresa, que esos dos se declararan por fin, además el Sr. Crowley está muy agradecido contigo, de seguro que te defenderá de tu jefa.

Anathema tenia un mal presentimiento, su abuela le había heredado ese don, y ahora ella lo malgastaba en cosas como emparejar gente, y ahora su afán de reunir personas le traían de nueva cuenta una carta de despido, en todos sus años llevaba intentando hacer una y otra vez lo mismo, no imagino que encontraría en su camino a alguien como Newt.

— Gracias por estar aquí — susurró, Newt se sonrojo de manera poderosa, pero solo atino a darle un beso en la frente, mientras Anathema disfrutaba de su contacto, ella observó a su abuela a la distancia, ella le giño el ojo antes de esfumarse en la habitación.

Tomó a Newt del rostro y le planto de nueva cuenta un beso en los labios, después de todo, ella también necesitaba ese calor para si misma.

A miles de Kilómetros Crowley daba vuelta el piso de aquel hotel lujoso se estremecía con cada paso del pelirrojo, este fingió una enfermedad, ocasionada por el sushi del comedor, solicitó unos cuantos favores (y recetas falsas) y pudo al menos salir con una excusa medio creíble para Lucifer.

— Lucifer me hará arrastrarme por el suelo, pero al menos espero que esto calme su ira — comentó mientras tomaba el puente de la nariz con su mano izquierda y se masajeaba las sienes con la derecha, estaba con un enorme dolor de espalda, sentía aquella terrible punzada ocasionada por el estrés.

Las manos suaves de Aziraphale se pusieron manos a la obra y lograron que Crowley lanzara un gemido quedo al sentir aquellas caricias en su espalda adolorida.

— Ángel, si no te detienes, juró que esto va a acabar mal — comentó, tomando de las manos a su ahora novio, el rubio era el único que podía exasperarlo y a ponerlo al límite, su amor por él era como una montaña rusa de emociones.

Miró a su alrededor, ambos solos, en su suite, una cama enorme a unos pasos, y aquella calefacción que los había echo quedar en abrigos ligeros, él en una chaqueta negra, el rubio en un suéter espantoso de tartán que habían comprado en las tiendas de París, el pelirrojo había detestado esa cosa, pero amaba como abrazaba las sinuosas fibras de Aziraphale.

— Esta bien, no quiero ocasionar más problemas, me estoy quedando en tu suite por impulso, tuviste que comprarme ropa por que no traje equipaje, lo menos que quiero es apresurar las cosas querido — se disculpó, llevaban un día de pareja oficial, y esa había sido unas de las citas más maravillosas del mundo.

— Aziraphale, soy un hombre débil, si me pides que te compre diez primeras ediciones de libros, lo haré, si me pides que te arme el guardarropa completo, lo haré, y si me pides que espere diez años y me conforme con que nos demos la mano y algún beso ocasional, eso es suficiente para mí.

El pelirrojo besó las manos del rubio, sin duda él era su mayor debilidad, Crowley se consideraba un hombre fuerte, pero no cuando se trataba de Aziraphale, si este flaqueaba o mostraba signos de tristeza, estaba ahí, dispuesto a ver por él, así fuera a costa de su propia felicidad, e incluso de su seguridad.

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⏰ Última actualización: Aug 14, 2023 ⏰

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