XIII

38 2 0
                                    

El lunes, tuve que hablar con mis amigos. Los invité a que me acompañaran a casa a almorzar y les conté la verdad.

 - Chicos, hay algo de lo que tengo que hacer confesión pero todavía no se que será de ésto en un futuro no muy lejano. 

 - ¡Decinos! - Gritaron al unísono. 

 - ¡Shhh! Por favor, es serio. Bueno. A éste chico, Bruno, lo conocí antes de mi cumpleaños. Fue el miércoles cuando llegaba aquí. En el auto. Fue de casualidad pura. El auto de mi abuelo frenó en un semáforo, y mi vista daba justo a la salida de un bar y allí estaba él. Le tiraron algo de batido de frutilla y no pude evitar verlo y reírme, - me reí de nuevo - cruzamos miradas y fue especial, y raro. 

 - Pero... ¿Por qué? Es sólo un chico... - Amelia respondía. 

 - Es que... Es difícil... 

 - Tranquilo - decía Perséfone acercándose a mi, para abrazarme - Podes confiar en nosotros para contarnos lo que sea. 

 - Es que... Se que no debería pero tengo miedo de lo que digan, piensen o hagan luego de que les diga.

- Pase lo que pase vamos a entendert, apoyarte y estar con vos. Eso no lo dudes nunca - intentaba calmarme Bautista. 

 - Bueno... Está bien. No estoy seguro de que sea así pero... Creería que me gustan los chicos. Bruno se me hace muy atractivo e irresistible. Esto enamorándome de él... Y creo que él también de mi. Estamos, en lo que se dice, saliendo - hubo un silencio incómodo mientras me miraron sorprendidos por apenas 5 segundos - Ya, ¡digan algo! 

- Bueno, pues... Nos dejas algo sorprendidos - Amelia decía. 

 - Mira, Christopher. No tenes por que sentirte mal ni inseguro de esto. Es totalmente normal y no es para nada malo. Simplemente es quien realmente sos. No deberías avergonzarte de una parte tuya. Es simplemente vos. Las cosas que puedan pasar allá afuera con la gente que te vea pueden ser complicadas pero no tienen que ser un impedimento para que vos seas feliz y puedas encontrar el amor - comenzó Perséfone.

- Además, se la gente abriese un poco mas su mente y su corazón, todo sería distinto. No sólo con esto, con muchas cosas. Lamentablemente no es así pero bueno, es la realidad. Aun así, de algo tenes que estar seguro. Las cosas que ves, que escuchas, que podes percibir con tus sentidos, si vos las sentís, es porque son reales. No son ninguna fantasía. Son reales, están pasando, aquí y ahora. Ésto está sucediendo y no podes negarlo. Te estarías negando a vos mismo. Y eso no está bien. Con ésto también quiero decirte que hagas lo que vos sientas. Nunca te dejes llevar por los demás. Sos libre de hacer lo que vos quieras. No te preocupes por lo que va a pasar de acá en adelante con ésto, simplemente disfrutalo y dejate llevar por lo que sentís y con el tiempo se definirá. Viví el momento - me dijo Bautista, y esa densidad y distancia que había sentido en el último tiempo desapareció y se transformó en un tierno afecto y empatía.

- Te amamos mejor amigo, muchísimo. Y ésto no cambia nada de nada, ¿si? - dicho esto, todos nos abrazamos. Fueron las mejores palabras que alguien pudo haberme dicho. Tanto que lloré, y mis amigos también.


Los días junto a Bruno eran los mejores. No eramos ni amigos pero tampoco novios. Solo dos personas enamoradas en secreto que pasaron de ser muy diferentes a forjar una sola unidad con el paso del tiempo.

En la escuela prácticamente casi todas las actividades que podían ser de a dos o más eran con él. Igualmente ésta situación era algo incómoda y riesgosa. Tal vez esté exagerando pero la verdad es que nadie sabía lo que estaba pasando. Mis amigos por supuesto que si y se que mi, es decir, nuestro secreto estaba a salvo con ellos pero a veces las imágenes valen mas que mil palabras, como suelen decir. No digo que levantáramos sospechas pero eso es lo que yo quería creer o hacer. Cómo expresé anteriormente todo era en secreto. En la escuela tratábamos de ser como "muy buenos amigos", lo cual era raro para algunos cuántos debido a que era bastante evidente la distancia y la antipatía que había al principio, por eso tratábamos de mantenernos lo mayor "al margen" posible pero era inevitable. Vivíamos nuestro amor plenamente disfrazados de amigos. Hasta para salir o ir a mi casa era la excusa de "un amigo de la escuela", ya fuese para reunirnos a concretar proyectos o trabajos escolares como para también ir al parque o salir a caminar. Mis padres estaban alegres de que estuviese cambiando un poco y todo gracias a él. No quisiera atribuir mi entera felicidad a Bruno porque pienso que no es lo correcto; quiero decir, no quiero depender de alguien para ser feliz o sentirme mejor conmigo mismo. Pero lo que el provocaba en mi y el cambio que tuve desde que lo conocí es notorio y muy bueno. Me sentía vivo, libre. Era yo en mi mayor grado de esplendor y luminosidad.
Con respecto a mis amigos estaban aun sorprendidos porque toda su vida me conocieron como un chico común y corriente, y que para nada mostraría algo muy relevante sobre su personalidad; alguien insípido. Persefone y Amelia eran las mas cómodas con la situación. Bautista era quien no parecía encajar del todo. Algo raro le pasaba pero a veces trato de no preguntar mucho; no es alguien a quien puedas sacarle muchas palabras en momentos así además, como mi amigo tarde o temprano me contaría. Pero aun así todo seguía "sobre rieles".
Aunque es ridículo ¿no? Quiero decir, tener que hablar de Éstos temas de Ésta manera. Tal vez esté siendo algo hipócrita pero es que es la verdad ¿Por qué debería de ser un problema el solo hecho de amar a alguien? No comprendo ¿Por qué ocultarlo? ¿Por qué no poder gritar y expresar libremente tus sentimientos hacia alguien? ¿Sólo por miedo de lo que puedan hacerte o decir? Y en el caso de las personas a las cuales sólo les toca observar a los demás ¿Por qué ese rechazo? ¿Sólo porque es diferente a lo que están acostumbrados a ver o diferentes a ellos? Diferente no siempre es malo o peligroso, solo son nuevas experiencias. No digo que la homosexualidad sea una experiencia tampoco, me refiero a que a veces el innovar o probar cosas nuevas no está mal, y lo digo por esas personas que no aceptan a otros solo por ser diferentes y no se toman ni un segundo de su tiempo a conocer sin antes juzgar. Y aunque sea un tema bastante abierto, implantado y difundido en nuestra actual población [mundial], sigue existiendo discriminación, rechazo e indiferencia; y no sólo por ser homosexual sino también por muchas otras cosas ya sea por sus características físicas, su cultura, su religión... Todos sabemos de lo que hablo. Solo no puedo entender cuál es el problema, la razón de todo esto. Pero en si "el mal nunca descansa" como supe aprender alguna vez de niño admirando a los súper héroes y cómics, y también aprendí que no hay bien sin mal; no quiero justificar nada tampoco, es solo una reflexión que me ayuda a saciar mis dudas y preguntas ¿Cómo podemos decir que algo está bien sino hay algo malo que lo respalde? En ese caso, si no hay maldad no hay bondad y las cosas solamente serían; no sería ni buenas ni malas, serían lo que son. Supongo que es sólo una lucha y debate sin fin, podría pasarme escribiendo sobre esto llenando hojas y hojas de pensamientos volcados directos desde mi cabeza al papel y nunca llegar a una conclusión tal vez, porque muchas cosas no dependen de uno solamente y por eso digo que no podría terminar de explicar mi punto porque es una pelea constante de unos contra otros. Somos todos tan diferentes y por lo tanto nuestros pensamientos y acciones igual, y esas son las razones de los desacuerdos en la mayoría de las veces; no hay un acuerdo, un punto en común. Allí entonces es donde debería de intervenir la tolerancia y respeto, para lograr la paz de la que tanto hablan; que en sí son ideas ficticias porque eso es imposible, al menos para mi. Yo siempre creo en que algún cabo suelto va a existir. No hay posibilidad alguna de una totalidad absoluta, es imposible. Todo tiene su propia parte. Si no existiesen diferencias ni cosas para restar, ¿qué sentido tendría todo? No habría nada por lo que luchar, por lo que vivir, por lo que existir.

Era viernes por la tarde y yo estaba totalmente desesperado. Bruno pasaría a buscarme en hora y media y yo aun no sabía ni por donde empezar. Se había estrenado una película que estaba esperando de hace tiempo así que iríamos a verla juntos.

Revolví todos mis cajones de ropa hasta encontrar el conjunto perfecto para la ocasión. Elegí tan solo zapatillas negras y oscuras, con un pantalón también negro, una camisa blanca y un sweater azul oscuro. No hacía tanto frío afuera así que solo usé eso. Apenas terminé de arreglarme sonó el timbre. Agarré en un puñado en mi mano todas las cosas que llevaría, ya saben: teléfono, billetera, llaves... Y lo puse en mi pequeña mochila de cosas necesarias y útiles; mas bien un pequeño bolsito.

Allí estaba él, saludándose con mis padres que le abrieron la puerta. Zapatillas, un jean oscuro, una remera blanca y tan solo una campera roja de esas que suelen usar los universitarios en las películas de Estados Unidos. Y, ¿su look? El pelo revuelto, como siempre. Ese pelo que me volvía loco cada vez que lo veía.


Christopher Brown y su corazón de hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora