Capitulo 10. La casa del terror II

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No sabe cuánto tiempo estuvieron a oscuras, pero el silencio sepulcral lo estaba volviendo loco. Finalmente las luces se encendieron y vio como la habitación estaba completamente vacía a excepción de por él y Matt, el rubio estaba atado a la pata de la cama.

 —¿Te importaría ayudarme? ―pidió Matt con el semblante sombrío, el rubio estaba bastante enfadado y parecía que iba a coger la sierra y ponerse a cortar cabezas; Jose se puso en pie y caminó hacia él.

Se agachó y comenzó a liberar a Matt de la cuerda que lo retenía, una vez que el rubio estuvo libre se puso en pie de un salto.

—Se la van a cargar, en cuanto los pille desearán estar muertos. ―murmuraba Matt.

—Deduzco que no estabas al corriente de que se ponían a secuestrar gente.―dijo Jose caminado tras él, Matt se giró y lo fulminó con la mirada.

Salieron de la habitación y volvieron al pasillo, el suelo seguía lleno de baba pero esta vez ninguno se quejó. 

—¿Y cómo se supone que salimos de aquí? ―preguntó Jose, Matt se acercó a la ventana que estaba abierta y asomó la cabeza.

—Pusimos un tobogán, pero te advierto que lo rociamos con salsa picante y al final hay una piscina llena de agua mezclada con pintura roja.―comunicó Matt trepando por la ventana, Jose caminó hacia él y se colocó a su lado apoyó un brazo sobre la ventana y sacó la cabeza. Pudo distinguir un tobogán apoyado sobre la ventana de unos cinco metros que efectivamente terminaba en una pequeña piscina.

—Espera, ¿y Nora? ¿Crees que está fuera ya?―Jose miró a Matt y vio como al chico le brillaban los ojos.

—Me imagino que sí.―Matt se lanzó por el tobogán, Jose se rascó la cabeza, no le apetecía acabar bañado en pintura roja pero aún así de un salto se colocó sobre el marco de la ventana y se dejó caer por el tobogán.

La piscina no era muy profunda, pero al caer por el tobogán inevitablemente se empapaban. Una vez fuera se escurrió la ropa como pudo.

 A unos metros de ellos divisó una mesa con dos televisiones sobre ella y alrededor un grupo de gente, cuando estuvo más cerca pudo reconocer a quienes rodeaban la mesa; no eran sino otros que sus amigos.

Evan se acercó corriendo a él y le golpeó en la espalda mientras sonreía divertido. Tras él estaba Sonia vestida con el pijama de ovejas y a su lado estaba Bel con una toalla secándose el pelo; buscó a Cris y Helena pero ninguno de ellos estaba allí al igual que tampoco estaban ni Nora ni Iván, un momento el chico sí que estaba pero tumbado en el suelo a unos metros de ellos. ¿Pero y Nora? ¿Dónde estaba Nora? Miró preocupado hacia el instituto, ¿seguiría ella allí dentro?

—¿Y Nora? ―preguntó Matt adelantándose a la pregunta de Jose, el rubio escrutó con la mirada a los dos chicos que estaban sentados delante de las pantallas.

—¡Matt!¡Yujuu! ―An y Dafne corrían hacia ellos, el rubio se cruzó de brazos y levantó una ceja enfadado. ―¡Oh, oh! ¡Nosotras nos vamos yendo!

—¡Venid aquí ahora mismo! ―habló Matt de mal humor, las dos chicas caminaron con la cabeza gacha hasta ellos y se colocaron al lado de Sonia que también bajó la cabeza. ―¡Secuestrar gente! ¿Es que estáis locas?

—Pensamos que así sería más divertido.―explicó Dafne con orgullo.

—Teníamos que habéroslo dicho, lo sé. ―dijo An, Matt le dio un coscorrón a su hermana en la cabeza.

—¿Y tú por qué las dejaste hacer eso?­―la mirada de Matt se centró en Sonia que se enredaba el pelo en el dedo.

—Parecía buena idea.―explicó Sonia, Matt respiró hondo tratando de ganar paciencia.

Tienes que ser tú (TQST Libro #1)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora