Capitulo 25. Navidades en el hospital

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Todavía se preguntaba cómo había llegado a esa situación, pero la respuesta era simple: su padre. Su incansable progenitor no había dejado de darle la lata con que cocinasen juntos algo a lo que se negó durante los dos primero días, pero hoy se había presentado en su habitación y lo había hecho salir de la cama diciéndole que se estaba incendiando la cocina, decir que se despertó de golpe y corrió apresurado a la cocina era quedarse corto; sin embargo, cuando llegó no encontró fuego, ni humo, ni nada...y antes de darse cuenta su padre le colocó un delantal rosa a juego con el suyo y lo obligó a ayudarlo a preparar dulces navideños.

Se habían pasado toda la mañana intentando elaborar un tronco de navidad de chocolate, pero sus intentos fracasaban estrepitosamente y casi se habían intoxicado los dos solos; por lo que tras almorzar decidieron que se dedicarían a hornear galletas con forma de árbol de navidad, muñecos de nieve y el hombre de jengibre. Así que en ello estaba, con un delantal rosa y las manos completamente sucias intentaba dibujarle una sonrisa al maldito muñeco de nieve mientras su padre se encargaba de hacer los árboles.

— ¿No crees que estamos haciendo demasiadas galletas?―preguntó Jose señalando la quinta bandeja que su padre iba a introducir dentro del horno.

—No creo, además siempre puedes llevarle a Evan unas cuantas... ¡oh! Y a Matt y Nora, ellos me dijeron que les encantan mis galletas.―indicó su padre cerrando el horno con felicidad para regresar a su tarea de hacer árboles con la masa de las galletas.

Jose puso los ojos en blanco, puede que llevase unas cuantas galletas a Evan pero a Matt y a Nora ¡no! ¿por qué tenía que llevarle galletas a ese par? Bueno si a las del rubio podía ponerle veneno se las llevaría con gusto, sonrió con maldad... lástima que no supiese dónde vivían ni tuviese forma de comunicarse con ellos.

—¿A qué es divertido cocinar? ―su padre le enseñó el árbol que había hecho y Jose rodó los ojos.

— Uy si, divertidísimo.―contestó con sarcasmo.

— Sabía que te gustaría.―dijo su padre poniendo su galleta en otra bandeja y cogiendo más masa para elaborar otra galleta. ―Ahora que estás de vacaciones deberíamos hacer más cosas padre-hijo.

¡Nooo! Él sólo quería vaguear, ¡¿es qué eran tan difícil de entender?! Cogió un cuchillo y asesino a su galleta con varias puñaladas en el pecho y luego le separó la cabeza del cuerpo. Suspiró pesadamente, si lo llega a saber hubiera aceptado ir a merendar con Helena cuando se lo propuso el día anterior, siempre era mejor soportar las insinuaciones de la chica a cocinar con su padre. Aunque al menos por ahora su progenitor no le había hecho preguntas privadas, pero él sabía que tarde o temprano lo sometería a un interrogatorio.

—Por cierto, ¿ya tienes novia? ―preguntó su padre, Jose asestó otro mortal golpe a su galleta, y ahí estaba la primera de una larga lista de preguntas a cada cual más embarazosa.―Porque si la tienes no sé a qué estás esperando para traerla y presentármela, no hagas como con tus anteriores novias que no conocí a ninguna; la chica con la que salgas tienes que traerla para que pruebe mis galletas.

—No papá, no tengo novia.―contestó con un largo suspiro, ya sabía cuál iba a ser la siguiente pregunta.

—¿Y tienes a alguna chica en el punto de mira? ―su padre lo miró y movió las cejas significativamente, Jose negó con la cabeza y su padre pareció decepcionado.―No te creo, seguro que me estás mintiendo para que no te pregunte cómo es ella, ¡nunca me cuentas nada!

—¡No me gusta nadie, papá! ―exclamó Jose para hacer callar a su padre.

— Con esa actitud seguro que te la roban.―aseguró su progenitor usando un palillo para hacer el contorno del árbol, Jose lanzó un pequeño grito de frustración y golpeó su cabeza contra el mueble de la cocina.

Tienes que ser tú (TQST Libro #1)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora