Capitulo 38. El plan de Evan

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Nora lo saludó con un ligero movimiento de cabeza y él se quedó paralizado sin saber qué hacer. ¿Debía saludarla o huir del lugar para que no le gritase que lo odiaba? Finalmente se decantó por inclinar levemente la cabeza a modo de saludo.

― ¿Y para quién es la tarta? ―preguntó su padre con interés.

― Para mi hermana.―contestó Nora con timidez.

Jose la observó en silencio y se quedó embobado mirándola.

― Bueno, yo me voy que tengo que...― dijo Nora en voz baja.

― ¡No!―exclamó Jose levantando la voz más de la cuenta por lo que su padre enarcó una ceja y Nora lo miró de forma rara. El castaño tragó saliva y se mordió el labio, ¿y ahora qué? ―Tú... esto...¿por qué no vienes a casa a comer los bocaditos de coco que hizo mi padre?

¿La acababa de invitar a ir a su casa? Si, era una idea pésima; pero o se iba con ellos en el coche o los alumnos de Quevedo la capturarían. Y sinceramente, prefería que ella lo odiase a dejarla pasar una sola tarde en casa de Will.

― ¡Buena idea! Me salieron riquísimos, te van a encantar, ya verás.―habló su padre con ilusión mirando a Nora; Jose suspiró, a partir de ahora su padre se encargaría de convencer a la morena.

― Gracias, pero no quisiera causar molestias.... Además, tengo que...―intentó explicar Nora pero su padre ya negaba con la cabeza.

― ¡No acepto un no por respuesta!―exclamó su padre interrumpiendo a Nora que le lanzó una mirada asesina a Jose, el castaño sonrió con nerviosismo y trató de esconderse tras el carrito de la compra.―Además, Jose seguro que se pondría triste si no vienes.

― ¡Papá!―exclamó el aludido con vergüenza.

Su padre como ya iba siendo habitual hizo oídos sordos y le pegó un fuerte empujón para separarlo del carrito y colocarse él. Luego cogió carrerilla y se fue en busca del pescado. Jose volteó con miedo hacia Nora y se encontró a la chica cruzada de brazos y con la mirada sombría. Estaba claro que estaba bastante enfadada con él; aunque eso no era nada nuevo.

― Puedo explicarlo, de verdad.―dijo Jose viendo como los alumnos de Quevedo asomaban las cabezas por el pasillo, así que sin pensarlo dos veces tomó a la morena del brazo y la arrastró a la pescadería donde estaba su padre examinando las gambas. Ella trató en todo momento de zafarse de él pero no la soltó hasta que ambos estuvieron al lado del carrito de la compra.―Cuando buscaba a mi padre me crucé con varios alumnos de Quevedo.

― No necesito tu ayuda.―masculló la morena mirándolo fijamente.

― Claro que la necesitas.―contradijo Jose entre dientes.

― No la necesito y tampoco la quiero.―indicó Nora en voz baja.

― Bloquearon las entradas a los baños, también colocaron gente en las tres entradas y pensaban evitar que fueras a los baños superiores.―respondió él en voz baja con una sonrisa triunfal al ver como Nora iba comprendiendo la situación y que él era su salvación.―La única forma de salir de aquí sana y salva es conmigo y mi padre en nuestro coche.

La morena entrecerró los ojos molesta antes de darle una patada en la espinilla.

― ¡Ay! ¿A qué ha venido eso?―preguntó con cierto rencor.

― Por entrometerte, mis problemas no son asunto tuyo.―contestó Nora de mal humor, Jose resopló y se acarició la espinilla con fastidio.

Tienes que ser tú (TQST Libro #1)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora