Una familia de Ushi-Onis y Kamaitachis

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Sanemi y sus compañeros pasaron Kamaitachi pasaron el siguiente día cuidando del bebé, este por suerte no lloro de hambre en la mañana.

Él bebé estaba completamente desnudo y Sanemi solo pudo improvisar con la tela verde que suele atar a su alrededor y termina como una capa, estaba algo desgastada pero abrigaria bien al pequeño Ushi-Oni.

Aunque este tenía las piernas de un ternero, unas muy peludas y suaves, eran como pelusa, pero aún así no dejaría al niño prácticamente desnudo.

Sus patas de araña milagrosamente no dió complicaciones, es un bebé y aún no sabe controlarlas, ahora solo las envuelve a su alrededor y eso lo hacía verse más tierno.

Él y sus hermanos Kamaitachi veían fijamente al bebé, se pudo ver cómo las pupilas se les agrandaron como a los de un gato.

Pero antes de entrar en un trance más profundo se pudo escuchar una voz femenina, era la de Genya.

"¿¡Hermanos!? ¡¿Donde esta?! ¿¡Y mi bebé!?" Grito la mujer desdé su nido.

Sanemi cargó al pequeño entre sus brazos y sus dos compañeros se subieron a sus hombros. Hizo lo de la última vez, el viento lo impulso con sus fuerzas y aterrizó en el nido que construyó su hermana.

Al entrar vio a la mujer tirada en el suelo boca abajo, su cabello había crecido bastante, ya no tenía el peinado mohicano, su cabello llegaba hasta la parte trasera de sus rodillas, con el propósito de cubrir su cuerpo para que nadie pudiera ver su figura humana.

Éste se acercó a ella y desató las cadenas que sujetaban a su hermana, que eran el ejemplo de su misión para separar a Nobuyuki de ella por precaución.

"¿Al final tuviste que recurrir al plan?" Preguntó la mujer mientras se levantaba y estiraba sus músculos adoloridos por estar tanto tiempo inmobil, estiro también sus patas de araña y movió su cola del alivió. "¿No le pasó nada grave verás?" Preguntó preocupada y se dió la vuelta para ver a su hermano.

"No, él pequeño está asalbo y es hermoso." Sanemi extendió sus brazos dejando que la mujer vea al pequeño bebé.

"... Es tan pequeño" Ella susurró y con cuidado cargó al bebé entré sus brazos.

"Si, si que lo es." Confirmó Sanemi mientras observaba a su hermana interactuar con su hijo.

Esa escena era una bendición para sus ojos.

Su hermana cargaba a su bebé con delicadeza, como si él niño se fuera a romper, y no la culpaba, a comparación de ellos ese niño era diminuto a sus ojos. Los ojos morados de madre e hijo se encontraron, y los dos se miraron fijamente, analizado el uno al otro.

Tuvo que apartar la mirada al ver cómo él bebé ya iba a por lo que le interesaba para satisfacer su necesidad de hambre, y ese era él ceno de su madre.

Genya se rió de aquello, al parecer su hijo tenía gran apetito, y eso que en su estado salvaje seguramente lo alimentó bastante.

Pensando en alimento, ella recordó que llevaba una semana entera sin comer, lo noto al sentir su estómago completamente vacío.

"Creó que debo de ir a cazar, me muero de hambre." Confesó Genya sin separar a Nobuyuki de su pecho, es más, sujetaba con una mano su cabeza para que estuviera más cómodo mientras lactaba. "Ver a este pequeño ternero darse un festín me recordó que no comí en una semana."

"Ya iré yo a cazar, tu quédate aquí alimentando al niño... Y vosotros dos os quedáis con ella." Ordenó Sanemi a los dos armiños los cuales se bajaron de su hombro y fueron con su hermana menor, uno se subió a su hombro y otro a su cabeza para los dos poder ver al bebé.

Ayudarla para curarla.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora