IV

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Sus ojos rojos se agrandaron y él quería soltar una risa. Tom se estaba tomando las cosas tranquilas a pesar de todo.

—Después de todo no te conozco, ¿no es así, Harry Potter? —Tom preguntó.

—No, no lo haces.

El otro no respondió, solo siguió mirando hacia los árboles. El sonido de su estómago le movió los pensamientos, tenía hambre. En todo el día no había probado un bocado.

—¿Tienes hambre? Voy a cocinar, estás invitado. —El de ojos verdes se levantó, para ir hacia la cocina.

—Si —fue el murmullo de respuesta, Harry lo miró y se adentro en la cocina.

La contemplo por unos segundos, pensando en qué cocinar, hasta que decidió cocinar algo rápido y sencillo, sacando de la nevera jamón de pavo y queso y poniendo a calentar el agua para el té.

Preparo dos sándwiches, y llenó las tazas con té. Estiró su cuello para ver si venía Tom, pero no estaba, así que agarrando los platos salió en busca de su..¿invitado?

Lo encontró aún sentado dónde habían estado, dejo los platos en la mesa y caminó hacia él.

—Ven, Tom, se enfría el té —lo llamo.

El de ojos rojos se levantó y caminó hacia él.

—¿Quieres comer en el sofá o en la mesa? Donde elijas estará bien —habló Harry, mientras intentaba crear una media sonrisa.

Tom ladeó la cabeza, parecía confundido. Así que Harry respondió:

—Anda al sofá, ya llevo los platos.

El mayor hizo caso y se sentó con gracia que hizo resoplar divertido a Harry.

—¿Té con leche? —preguntó unos segundos después.

—No —fue la respuesta.

Harry asintió y camino hacia el sofá, dejó los platos en la mesita junto a ellos, se sentó junto a el otro y le dió su plato y siguió con la mirada la mano grande y pálida que agarró el plato.

Bajo la mirada hacia su propio plato y cogió su sándwich y le dió una mordida. Alzó su mirada para ver al otro que estaba masticando lenta y silenciosamente, Harry observó como su mandíbula se movía al masticar.

—¿Volverás a Hogwarts? —Tom preguntó rompiendo el silencio.

—Quizá, recién mañana comenzará el proceso de reconstrucción, no iré.

—Pensé que irías y estarías ahí para ayudar —dijo Tom.

—No, quiero un tiempo para mí, así que. Pasaré mucho tiempo contigo —respondió Harry con una sonrisa adornando sus facciones.

Tom tarareo y tomó su té y los ojos de Harry se detuvieron en el movimiento de la manzana de Adán.

—¿Puedo recoger a Nagini? —preguntó el de ojos rojos.

Harry asintió aún mirándolo, Tom iba a alzar su plato con lo que quedaba de su sándwich y la taza vacía. El de ojos verdes sintió una sensación placentera al ver que casi había comido todo lo que preparó.

Pero antes de que se pusiera de pie, habló:

—Dejalos, yo los recojo —dijo Harry y le sonrió.

Tom lo quedó mirando por unos segundos antes de asentir y levantarse y Harry pudo ver que se había cambiado de ropa y vestía una camisa manga larga negra.

Su ancha espalda se observaba mejor, junto a sus hombros igual de grandes, de repente desvió la mirada hacia su plato. Estaba mirando de más, sintió su rostro sonrojarse.

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