IX

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Aún podía recordar el pánico en el rostro del Malfoy mayor cuando él se entero de lo sucedido con su diario. Su preciado horrocruxs, destruido por culpa de una estúpida riña.

Lucius había sido igual o más imprudente que un estúpido Gryffindor, dejar su diario en manos de una chiquilla enamorada e insegura fue uno de sus actos más idiotas.

Su yo atrapado en el diario no lo veía así,  sólo quería manipularla, atraparla y engañarla para cometer sus actos y dejarlo vivir otra vez. Su yo de 15 años estaba obsesionado con saber quién era Harry Potter. El misterioso niño que mató al mago oscuro más poderoso..

El mismo niño que acabó con el, de nuevo. A estas alturas no estaba enojado con Harry. Claro que no, el culpable sin dudas era Lucius, a quien tenía como uno de sus mortífagos de más confianza, y era en estos momentos en los que quería regresar y torturarlo.

Soltó un bufido, apretando con fuerza su mano, sintiendo sus uñas enterrarse en su palma. Su magia también reaccionó e hizo caer algunos libros de la pequeña estantería de la habitación. Comenzó a caminar de un lado a otro.

El sonido de pasos en el pasillo llegó a sus oídos, se detuvieron fuera de su habitación, se quedó quieto, él sabía quién estaba ahí, pero esperó hasta que escuchó unos golpes en su puerta.

Se acercó, le quitó el seguro a la puerta y dejó que se abriera sola, para ver parado en el marco a un Harry Potter que lo miraba con atención, como si estuviera buscando algo. Instintivamente dió un paso hacia atrás, dándole acceso para entrar al otro.

—¿Por qué estás enojado, otra vez? —le preguntó ya dentro de la habitación.

El mayor se sorprendió levemente, ahora sabía que la conexión entre ellos era fuerte, y en algunas ocasiones había sentido las emociones del menor. Pero sólo las había sentido cuando fueron demasiado fuertes, cuando se derramaron de Harry.

Pero que el menor pudiera sentir el poco enojo que tenía, eso era diferente. Nunca pensó que Potter también podía sentir sus emociones propias, esto cambiaba mucho las cosas.

—Ey, hola, ¿Tom? —volvio a preguntar el menor, pero está vez más cerca de él, mientras movía su mano.

—¿Cómo sabes que estoy enojado?

—Facil, me empezó a doler la cabeza —respondió a los segundos Harry, señalando la famosa cicatriz en forma de rayo en su frente.

Curioso, que le doliera la cabeza, pues él sentía el mismo dolor cada vez que Harry dejaba sueltas sus emociones, dejando que se desbordaran. Estaba cada vez más intrigado por la conexión.

—¿Cada vez que estoy así te duele la cabeza? —interrogó dando unos pasos más cerca de Harry.

El otro se quedó quieto, Tom se acercó un poco más. Solo hacían falta unos pocos centímetros para que pudieran tocarse. Extendió el brazo a su dirección, Harry no se inmutó, lo miraba atentamente con sus grandes ojos verdes, la mano de Riddle se abrió camino por la frente del menor. Llevó uno de sus pálidos dedos a la cicatriz de Harry.

—¿Qué estás haciendo, Tom? —preguntó inmóvil.

—Relajate —susurró muy cerca de su cara, con su mirada fija en la cicatriz.

—Raro —habló Harry, pero hizo caso. Se quedó quieto mientras Voldemort dejaba salir algo de su magia.

Tom dejo salir una pequeña parte de su magia, que se incrustó en la cicatriz, cerró los ojos y lo sintió. Había un bulto oscuro ahí, algo dentro de Harry lo llamaba, se sentía tan conocido, y la niebla también lo reconocía, de repente la realidad lo golpeó, esto era y se sentía como uno de sus...

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⏰ Última actualización: Dec 08, 2023 ⏰

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