Algo suave estaba tocando su mejilla, restregó su cara en la tela, al abrir sus ojos vio una manta de color negro envuelta en su cuerpo.
Bajó su mirada y vio que todo su cuerpo también estaba envuelto, parecía un rollo por como estaba. Ahora, según recuerda se quedó dormido en el sillón, mientras Tom veía sus recuerdos, se había sentido cansado.
Quizás tener a Tom en su mente y revivir episodios de su vida lo cansaba.
Aún sigue sin saber qué le dió para aceptar que Voldemort, el Señor Oscuro, vea su vida desde su propia mente. Quizás sólo fue uno más de sus impulsos de Gryffindor, como tantas veces le decía Hermione.
Volvió a cerrar los ojos, dormir siempre sería uno de sus hobbies favoritos, se levantó hasta estar erguido en el sofá, aún con la manta envuelta en su cuerpo, ahora que recuerda él se durmió sentado contra el respaldo del sofá.
Lo que lo lleva a saber quién lo enrollo y recostó, lo cual es muy fácil, en la casa sólo habitaban tres: Tom, Nagini y él.
Así que la conclusión es: Tom.
Él fue, lo recostó y envolvió y lo dejó como una oruga, una sonrisa se plasmó en su rostro, junto al pequeño hormigueo que recorría su cuerpo. Se puso de pie al estar completamente desenvuelto. Se estiró y subió las escaleras, al pisar el tercer escalón se topó con el diablo.
Por eso siempre decían, habla del diablo y estará ahí.
Tom venía con una camisa blanca remangada hasta sus codos, al verlo ni se inmutó, sólo lo observó unos segundos.
—Buenos días, Tom.
Harry saludó y sin esperar respuesta siguió subiendo las escaleras de dos en dos, Tom se le quedó mirando y siguió su camino.
Harry llegó a su habitación, directo al baño.
Unos minutos después salió ya con los dientes cepillados, y su cabello goteando agua. Miró su ropero, dejó su mirada en las camisas, tarareo pensando en qué color de camisa tocaba hoy.
Se decidió por una de color azul, y unos vaqueros del mismo color. Mientras bajaba las escaleras, el olor del té llegó a sus fosas nasales.
Al llegar a la cocina, Tom estaba de espaldas, los ojos verdes se quedaron en los hombros anchos, y la espalda amplía. Está vez no sintió vergüenza, de todas maneras Tom no estaba viendo que él lo estaba observando. Y está era su cocina, así que él podía ver todo lo que estaba en ella.
Se sentó en una silla, esperando a que Voldemort dejara de hacer lo que sea que estuviera haciendo, como si el otro hubiera leído sus pensamientos se volteó. Y Harry vio que en sus manos tenía dos tazas humeantes.
Se acercó y dejó la taza en la mesa frente a Harry, y se sentó también.
—Gracias —dijo el menor. Agarrando entre sus manos la caliente taza de té.
Aspiró el rico olor, como amaba el té. Tom no respondió, sólo bebía en silencio, Harry se llevó su taza a los labios y tomó, el líquido resbaló por su garganta. Cerró los ojos, para apreciar más el sabor.
Pero un pequeño resoplido de burla, los hizo abrirlos, al abrir sus ojos no veía nada, sólo una bruma, sus lentes estaban empañados. Por el vapor de su taza.
Miró con una ceja alzada para esperar el comentario de su contrario, quien sólo lo miraba directo, Tom era tan raro, siempre lo estaba mirando directamente, en silencio y por lapsos de segundos.
—Eres raro, deja de mirarse así —inquirió volviendo a beber de su taza.
Tom ladeó la cabeza, y frunció el ceño, también el menor pudo ver como apretaba la taza.
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Iguales
Fanfiction-Una oportunidad -dijo Harry extendiendo su mano-. Contrario a mis amigos, al mundo mágico. Pero no a mí. ¿Aceptas, Tom? *** Voldemort lo supo, desde el momento que vio sus testarudos ojos verdes brillando con poder, su magia peleando y enredándose...