61. Luz y Sombras

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Cuando zarparon en el crucero entre todas las cosas que compraron, llevaban adornos e ingredientes para celebrar todos los cumpleaños, de los que iban a bordo.

El primer cumpleaños en llegar, fue el de la abuela de Zimo.

Era irónico que la fecha fuera la misma, que el de la difunta Estefanía Santibáñez. Pues la abuela nada tenía en común a la malévola rubia, que, hasta el fin de sus días, supo aparentar lo que no era.

Andy recordaba ese día, en que se peleó con las primas. Habían pasado veintiún años desde entonces. Pero por todo lo sucedido, a todos los que estaban en esa fiesta y que todavía recordaban los eventos y quienes estaban ese día; les parecía que habían pasado décadas o centurias.

Las vidas de todos habían cambiado tanto, como jamás lo sospecharon.

No podía ni imaginar cómo la vida daría tantas vueltas para que Mateo y Sabrina como una solución desesperada empujaran a Andy a casarse con Leonardo. Precisamente el niño matón de la fiesta.

Y Andy recordaba con amargura, cómo llegó a confiar tanto en Dante. Para ella fue una desgracia haberse dado cuenta que ponía toda su vida y la de su hija, en manos de un sicario que se disfrazó de amigo. Hasta el final de Las primas en manos de su propia amiga Dafne fue trágico.

Todos los Santibáñez de esa fiesta o bien estaban en la cárcel, o terminaron muertos. No quedó ni el recuerdo de su linaje. Ni el polvo de toda la opulencia que mostraban en cada evento social.

Tanto para las hermanas Beltrán como para Daniel, los únicos que aún permanecían vivos, del grupo que estaba en esa fiesta, la fecha les traía sentimientos encontrados.

Para las hermanas esa época representaba el tiempo en que aún conservaban su inocencia, jugando a ser hadas en un reino hermoso, donde su madre Sabrina era una hermosa y amable soberana. Y eran tan felices con sus padres sin saberlo.

Ni siquiera sospechaban todas las tragedias que les esperarían en el futuro. Algunas que no dejarían de doler jamás, como la forma de irse de este mundo de su madre. El triste final de su familia original. Y la verdad de la concepción de Andy.

Para Daniel representaba una época de oscuridad. Como tantas veces, ese día en que Andy lo invitó a jugar con el cachorro, él se moría por pararse de su silla y seguir a la pequeña. Para divertirse con el animalito. Y recordaba como se fue de la fiesta con su corazón pequeño lleno de tristeza, con la imagen de esa niña de ojos vistosos que lo invitó a jugar. Las ganas de al menos saber el nombre de esa pequeña, con rostro de muñeca.

Toda la interacción que tuvieron los niños en esa fiesta, resumió la dinámica que desarrollarían en el futuro.

Bárbara y Regina continuaron siendo las elegantes princesas, que, como su madre Sabrina en el pasado, enseñaban buenos modales a sus hijos.

Bárbara y Kadir, terminarían por engendrar dos varones y una niña.

Regina y Murat, un varón y una niña.

Los Hermanos Ceylán fueron los príncipes que estaban destinados para ellas. Trabajadores, alegres y caballeros. Se esmeraron hasta la vejez, en ser buenos esposos y padres, felices de tener de nuevo una gran familia como siempre soñaron. Jamás cambiaron su forma de ser. Y Daniel con el pasar de los años, se convirtió en el hermano menor de ellos. Apoyándose mutuamente junto a Zimo y Shen Li, para ser los pilares fuertes de la gran familia.

Todo el dolor de ser rechazadas por sus maridos de las hermanas mayores de Andy, fue borrado lentamente con el tiempo, hasta que ya no hubo rastro. Así como el daño a la autoestima de Andy, por los abusos de Leonardo. Quien terminó por convertirse en una mujer símbolo de belleza, elegancia y poder. Con su vestir, sus gestos, su hermosura y su carácter.

Enemiga del CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora