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No eres tú quien me decepciona, soy yo; yo misma soy la que se decepciona y decepciona a los demás, pero por orgullo te echo la culpa cuando la verdadera culpable soy yo.

Te culpo por todos mis miedos y problemas, cuando la única culpable soy yo al no saber como enfrentarlos y seguir adelante...

Soy yo quien elige, soy yo quien se equivoca, quien peca, quien falla, quien decide qué camino elegir y a donde ir.

Tú eres quién me ayuda, me guía, me perdona, me cuida y me ama infinitamente a pesar de no merecerlo.

Eres quien pelea por mí y hace que yo salga victoriosa de mis batallas, eres un amoroso Padre que me toma de la mano y me sostiene cerca de ti, estas guiando mis pasos hacia el lugar donde voy a vivir contigo para siempre.

Después del oscuro valle de sombra y muerte, voy habitar tu casa por la eternidad, tú nunca me pierdes de vista; nunca dejarás de preocuparte por mí. De hecho, estás completamente enamorado de mí y me lo demuestras día a día con simplemente poder abrir mis ojos para ver la maravillosa creación hecha por ti y respirar, en fin, me lo demuestras dejándome vivir....

Así que debo confiar plenamente en ti, esforzarme y ser valiente porque estas conmigo en TODO momento.

Cartas para DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora