Caminé a orillas del mar.
Observé las olas y el viento soplar.
Su fuerza y sus olas me provocaron temor. Pero al cerrar mis ojos recordé tu amor.
El temor desapareció.
Esas olas ya no me atemorizan, porque eres el que me sostiene y me da paz.
Y entendí el no volver a mirar atrás.
El mar me habla de tu amor porque no puede ver el fin.
Comencé a mirar, el reflejo del sol en el mar.
Levanté la mirada y vi las aves volar.
Escuché gaviotas y pichones cantar.
El cielo... mirar el cielo siempre me recuerda que aunque ahora estoy aquí, no es aquí donde pertenezco.
Mi casa es la eternidad, mi esperanza; la vida eterna.
Y algún día estaré ahí contigo.
Porque hoy estoy aquí y tú estás conmigo. Siempre tú estas conmigo.
Te agradecí por todo y empecé a disfrutar la inmensidad del esplendor de tu creación.
Que hiciste con tanta dedicación, para que hoy lo disfrutará yo.
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Cartas para Dios
SpiritualCartas de quien no merecía nada para Aquel que lo dio todo por mí; quién es tan complejo que no entra en un adjetivo y aunque trate de imaginar es demasiado para mi mente. Versos dedicados al creador de la vida, dueño del universo, el amor verdadero...