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Me sentía como un ave enjaulada; atrapada, triste y sola.

Seguía cometiendo los mismos errores, los mismos pecados, me sentía más vacía que nunca.

Pero eso cambió, con forme el tiempo encontré a alguien que me liberó de esa espantosa jaula, me enseñó que a pesar de todos mis errores, mis pecados y mis imperfecciones... Él me ama y me hizo deseable para Él, que yo ya había sido elegida, que Él tiene un proposito en mi vida y para cumplirlo; tenía que ser liberada de esa jaula y perdonarme a mi misma y estar en su presencia, ya que sólo Él puede salvarme, sólo él va amarme y perdonarme.

Así que lo hiciste, me salvaste y me perdonaste porque eres infinitamente grande; tu amor es eterno, no dejes que me aleje de tí... así no estaré enjaulada nunca más.

Cartas para DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora