11.Una conversación catastrófica

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Pedro estaba delante de la puerta de Pablo, llevaba ahí más de 10 minutos indeciso sobre si sería una buena idea hablar estando tan tensos los dos y justo antes de un partido.

Decidido tocó la puerta del menor, que se abrió a los pocos segundos.

–Tío, por fin estás aquí–Pablo saludó entusiasmado.

–Listo para ganarte–respondió el canario con la intención de quitar tensión la cual parecía que solo sentía él.

Al entrar en la habitación se dio cuenta de cuál era la aparte de Pablo y cual la de Eric

–Joder tío, eres un desastre–dijo el mayor

–Ya, no se que me ha pasado en este viaje–se excuso el sevillano–Suelo ser desordenado pero no tanto–rio un poco avergonzado.

La verdad era que la habitación de Pablo estaba más desordenada de lo normal por que no la compartía con Pedro, ya que este siempre le recoge su parte sin que él se diera cuenta para que no perdiera nada y que así pudiera encontrar todo sin problemas.

Pero Pedro nunca se lo diría por supuesto.

–Bueno vas a volver a perder como siempre o has mejorado? –se burló el menor

–Creo que podré defenderme–dijo riendo–Aunque Ferran me ha ayudado a que no me metan ocho goles en tres minutos la verdad–dijo soltando una carcajada.

Al escuchar el nombre de Ferran Pablo se tenso un poco, sin que lo notara el otro jugador, sentía que ahora este confiaba más en Ferran que en él.

Estuvieron jugando unas horas ya que el partido era por la noche, y por un momento Pedro sintió que todo volvía a ser como antes, que no se habían distanciado, y que se necesitaban el uno al otro como siempre.

En las últimas partidas Pablo se había distraído viendo el móvil todo el rato.

–GOOOOOL–gritó Pedro.

–No vale, no estaba atento–se quejó el menor.

–No es mi culpa Pablito–dijo el mayor burlándose de él–Además no se que estas haciendo, que miras tanto en el móvil?

–Nada, solo estaba hablando con Dani–exclamó el menor con una sonrisa boba en la cara–Dice que tal vez viene ahora un rato con nosotros.

En cuanto Pedro escuchó eso se arrepintió de todo.

De haber venido.

De haber aceptado a hablar.

De haber pensado que todo podía ser igual que antes.

De haber ilusionado a su corazón otra vez.

Pablo notó el mismo instante en el que la actitud de Pedro había cambiado y cuando el ambiente se había llenado de tanta tensión que se podía cortar con un cuchillo.

–Bueno, vamos a parar de actuar ya–dijo de repente el menor, sorprendiendo al canario

–¿De qué hablas?–dijo disimuladamente Pedro.

Los dos sabían que tenían que hablar, el único problema era que no sabían si sería sobre lo mismo.

Por un lado Pedro queriendo liberarse de una vez de todos los sentimiento hacia su mejor amigo, ya no soportaba más la idea de que lo dejara por otra persona, más bien por Dani, que no le daba ninguna buena impresión, no confiaba en él.

Y por el otro lado Pablo queriendo aclarar los problemas que tenía el mayor sobre su novio, además de que ya no veía al mismo Pedro que conoció aquel día en el estadio, ahora solo veía a un compañero más, distante con él, también tenía la sensación de que le estaba ocultando algo, Pablo ya no se tragaba la historia del familiar enfermo.

Que pasaría si...-Pedri y GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora