8.Emociones diferentes

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Pedri

Estaba esperando a Pablo en la recepción del hotel, estaba muy nervioso.

Ferran me había convencido para que le contara a Pablo lo que sentía, o si no era eso aunque sea hablar de algo parecido.

De eso hace una semana y todavía no estoy seguro de que lo vaya a hacer.

–Hola–alguien me llamo la atención, era Pablo

–Hey, que tal–pregunté levantando la cabeza

–Bien y tu–pregunto sonriendo

–Todo bien, he pensado que quizás podríamos ir a algún lado a tomar algo–

–Si genial, así hablamos más tranquilos.

Cogí la llave de la habitación y el móvil y nos marchamos en busca de una cafetería por el centro de la ciudad.

Al final entramos en una cafetería con una terraza que tenía muy buenas vistas, pedimos dos zumos de naranja y un bocata para compartir.

–Bueno quien empieza–dijo entusiasmado

–Si quieres tú– dijimos los dos a la vez, lo que nos causó una gran risa.

–Empieza tu que creo que si lo aguantas masa vas a explotar–dije riendo

Se quedó pensativo y de un momento a otro le cambió la expresión a una más preocupada, o más bien angustiado o nervioso.

–Eh, sabes que me puedes contar lo que quieras–dije intentando tranquilizarle–O si quieres puedo empezar yo.

Se quedó pensativo pero continuo.

–No no, prefiero decirlo todo de golpe–soltó una sonrisa triste–Pero me tienes que prometer algo–dijo acercando su silla a la mía como para que nadie más nos escuchara.

–Vamos Pablo sabes que te prometería todo lo que me pidieras-me estaba empezando a preocupar, ya que Pablo nunca estaba tan nervioso, ni siquiera por los partidos.

–Tienes que prometerme que no me vas a juzgar de ninguna manera.

–Por que haría eso, eres mi mejor amigo, que está pasando Pablo me estas preocupando–dije yo

–Tranquilo Pedro que no pasa nada, solo estoy algo nervioso–hizo una pausa–Pero ya es momento de contarlo.

>>Megustanloschicos–dijo rápido aunque llegue a entenderle.

En ese momento mi corazón se empezó a llenar de esperanzas, de emociones y de miles de mariposas revoloteando como si estuvieran a punto de ser liberadas de una jaula asfixiante.

Mi cabeza se había pausado, al igual que el mundo entero. Pablo me miraba horrorizado por mi largo silencio.

–Pedro dijo algo, lo que sea–vi la desesperación en sus ojos.

–E-Esta bien–dije algo sorprendido aun–Digo que eso es genial, no tienes porque estar nervioso–escuche un suspiro de alivio por parte de Pablo–Entonces ya es mi turno–pregunté

–Esa era la parte más difícil, ahora falta la más fácil.

Solo con esa frase la parte más entusiasta de mi cabeza empezó a imaginar miles de escenarios platónicos en los que Pablo me declaraba su amor.

Cuando me di cuenta, hice que todas esas ideas se fueran de mi ilusa cabeza.

–Pedroo–me llamo Pablo sacándome de mis pensamientos.

–Lo siento, cuéntame.

–Bueno, es que...estoy saliendo con alguien.

En ese momento sentí una punzada en mi pecho, como si mi corazón se desgarrara y se rompiera en un millón de pedazos.

Que pasaría si...-Pedri y GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora