El espejo de encanta y el último tritón-[Btsxhoseok]

-Prólogo-

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"En la era oscura, cuando los monstruos marinos atemorizaban en las casas y la tranquilidad  de Wonderland, nació un grupo de guardianes entre el fuego incesante, eran los Halateez, soldados que darían sus vidas por el bien común.

Con sus espadas afiladas y mentes brillantes, salvaron a todos los ciudadanos de esas criaturas horripilantes... Sus proezas venían con valentía por mandato de la corona y de sus corazones puros.

Fue entonces que la gran corona decidió crear un grupo especial, para aquellos que se encargarían de luchar contra viento y marea por el bienestar de Wonderland".

—¡Ah! ¡Son los guardianes Emeralds!, Cuyos corazones  rebosan de valentía y orgullo._ Sonrió el niño de cabello castaño, que en un futuro sería un gran Alpha.—Madre, yo seré un guardián Emerald y traeré orgullo a nuestra familia.

La Alpha mayor tomó a su hijo en brazos y lo cubrió en su calidez maternal. La hora de dormir se aproximaba para un niño con muchos sueños, pero la gran tormenta amenazaba en llegar a las costas de Wonderland.

—Es hora de dormir, Namjoon. Descansa._ La madre Omega cobijo a su hijo en la cómoda cama.

—Pero madre, quiero seguir escuchando las grandes hazañas de los guardianes._ Los ojos brillantes del pequeño enternecieron a la Omega, la Alpha mayor carraspeo su garganta dando la señal a su esposa.

La Alpha tenía una mueca en su rostro, ambas debían retirarse a seguir con su labores, "el deber llama" pensaron al mismo tiempo.

—Seguiremos mañana, pequeño. Debemos ir a trabajar._ Un beso fue dado en la frente del pequeño, la pareja se retiró sin esperar a que el menor durmiese.

Ambas eran pescadoras, muy admiradas por la gente de Wonderland, ya que eran demasiado buenas en su oficio, llegando así, traer orgullo a la gran corona. Las espadachines de Leviatán reconocían que el mar era un gran desafío, y más cuando la noche llegaba y el sol se mantenía distante, los vientos sin domar era lo que más temían, sin embargo, ambas se mantenían con firmeza en el suelo de madera.

—¡Bajen las velas!_ Ordenó la Omega detrás del timón, el viento cada vez se hacía más fuerte, la gran tormenta se aproximaba. El barco no resistiría, pero ellas no querían retroceder ante nada.—¡Giren!_ La lluvia empezó a caer sobre todos los marineros a bordo.

—¡Escuchen bien, marineros! ¡No nos iremos hasta sacar la mayor pesca para nuestra gente!_ La alpha preparo sus redes, sus marineros fieles seguían las indicaciones como era de costumbre.

El costado derecho tenía dificultades con las redes, por algún extraño motivo no subía, los peces se lograban ver, los marineros hacían la mayor fuerza para sacar todo el cardumen de un solo estirón.