En el extenso océano, lleno de tesoros y enigmas, se encuentra el último tritón, guardián de todas las criaturas marinas, legado de su creador proveniente de los cielos.
Pero toda esa tranquilidad que aún poseía el océano, fue manchada con la avaric...
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Las princesas se disculparon con la familia real de Wonderland, el regalo había sido robado y no tenían nada para dar.
— No tienen que disculparse, espero que estén bien, princesas de Whistle._ La reina compadeció a las princesas.— Los piratas son la peor peste que puede existir._ Tomó de su vino.— Siéntase bienvenidas al reino de Wonderland, y no se preocupen por el regalo de mi hijo.
— Gracias majestad.
La princesas cenaron y luego de ello, se dispusieron a descansar en una de las tantas habitaciones que el reino de Wonderland tenía para ofrecer.
— Me puedes decir por qué estabas a punto de abandonar el barco._ La Omega estaba enojada con su alpha, en todo el camino no quiso hablar de ello, pero la joven insistía.— ¿Dime, a quién ibas a salvar?
— Te he dicho muchas cosas sobre mí, de donde provengo, lo que soy. Pero esto no te le puedo decir, es por tu seguridad Roseanne.
La azabache pudo saber que su Omega estaba enojada pero a la vez triste por su aroma.
— ¿No confías en mí?_ La Omega solo quería compartir las angustias de su alpha y hacerle la vida más ligera.
Lalisa tomó a su Omega en su brazos y alivio esa tristeza con sus feromonas.
— Claro que confío en ti, pero mi mundo es muy diferente al tuyo, mi amor. Además, hay cosas que no deben saber los humanos, eso lo sabe toda mi especie; por más que intentemos ser como ustedes, nuestro hogar siempre será el mar.
— Bien._ La Omega se impregnó en el aroma de su alpha.
Lalisa quiso recompensar a su Omega con un dato importante de ella misma.
— Ya que estás muy interesada en mi mundo, te diré algo que te podrá sorprender.
— ¿Como qué?
— Mi edad._ Dijo con simpleza.
La Omega la miro extrañada.
— Pero eso ya lo sé, tienes veintisiete años._ Sonrió la Omega.
— No, realmente tengo más de lo que aparento.
— ¿Enserio, pero cómo?
— Las sirenas cuando nacen son tan pequeñas como una foca bebé y permanecemos así durante cientos de años si a sí lo queremos. Si una sirena quiere crecer, deberá salir a tierra firmé y pasar el tiempo necesario para poder crecer, ya en el agua el tiempo se paraliza para nosotras.
— O sea, que pasaste veintisiete años en tierra.
— Si y no. No pase tanto tiempo en tierra de una sola vez. Es solo que cuando salimos del agua nuestra línea temporal se une como la de un humanos normal.