「14. TÚ NO ME CONOCES」

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CAPÍTULO 14: TÚ NO ME CONOCES.

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Disfrutamos lo bueno aprendemos de lo malo

Los obstáculos son una piñata que hay que darle palo

Aunque tengamos los ojitos requete vendados

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BRIDA CASTRO.

Los largos minutos en el baño fueron de ayuda para poder calmarme y aquietar mis pensamientos, no obstante, no lo fueron para reparar mi apariencia del todo. Había optado por tomar papel higiénico y mojarlo un poco con agua para quitar el exceso de pestañina al rededor de mis ojos; funcionó para dejar de parecerme a un mapache, más sin embargo, mis ojos seguían excesivamente rojos al igual que mi nariz y mejillas, y para rematar, fui testigo de como se iban hinchando poco a poco.

Entonces llegué a la conclusión de que debería llevar conmigo un pequeño kit de maquillaje a todos lados.

Me mantuve encerrada por unos quince largos minutos, esperando que mi rostro volviera a la normalidad mágicamente, pero eso no sucedió. Como último recurso, opté por juagar mi rostro en tanto creaba una excusa creíble por si Nicolas llegaba a preguntar sobre mi estado, lo cual hizo.

—¿Sucedió algo mientras no estaba? —Arrugó la frente mientras sus iris verdes escaneaban con detalle los míos.

—No es nada —respondí antes de que Jason lo hiciera—. Sólo le estaba contando a Jason sobre el final de una serie que me estaba viendo, fue muy triste y, de hecho, yo soy muy sentimental.

Al parecer Nicolas se había comido mi cuento absurdamente rebuscado, puesto que no hizo más que encogerse de hombros y asentir con la cabeza antes de tomar su plato de comida y almorzar a gusto. El problema es que su mirada escudriñadora no se aparto de Jason ni de mi, demostrando que, aunque habíamos logrado evadir el tema de trasfondo, mi respuesta no fue lo suficientemente convincente.

No obstante, Jason intentó aligerar el ambiente con unas cuentas bromas aquí y allá y Nicolas, aunque un poco receloso, le siguió la cuerda, cortando la tensión en el aire y haciéndonos reír a todos.

Habían pasado un par de horas desde entonces, Jason había atendido unos cuantos clientes mientras que Nicolas se había puesto manos a la obra con nuevos diseños. Decidí permanecer a su lado para ser testigo de cómo creaba obras maestras con tan sólo lápiz, papel y unos cuantos colores.

PORVENIR IMPERFECTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora