Tentación

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El insistente ruido de la alarma me despertó.

Lo habia puesto un par de horas más tarde, ya que ella no se despertaba temprano los fines de semana.

Después de apagar la alarma, dirigí la mirada hacia el balcón, preguntándome si ya estaba despierta.

Me levanté limpiando la lagaña de mis ojos y fui a lavarme la cara, cepillarme para después desayunar.

Este fin de semana no tenía nada que hacer. Estaría todo el día aburrido.

Quizás lea un libro hoy... Pensé. Había dejado aquel hábito ya hace dos años.

Podía ver los libros acumulados en el librero, sin embargo, me era imposible abrirlos.

Luego de desayunar, lavé el traste que ensucié y fui hasta el balcón.

No miré a otro sitio más que su lado y lo primero que vi fue su ropa tendida. Pantalones, shorts, camisas, T-shirt, blusas y... su ropa interior.

Senti algo recorrer mi columna desencadenando en mi un repentino nerviosismo.

El calor se apoderó de mi cuerpo debido a un pensamiento un tanto atrevido que pasó por mi mente.

Intenté ignorarlo y volver, pero mis pies no daban un solo paso.

Intenté distraerme viendo el paisaje, pero ni eso funcionaba.

Volví a dirigir la mirara a su ropa y me acerqué, no sin antes asegurarme de que no estuviera cerca.

Presté atención a los ruidos que provenían de dentro: Agua cayendo y una lavadora encendida, pero no la escuchaba a ella.

Me acerqué lo más silenciosamente posible, me incliné de su lado, pero decidí retroceder en el último minuto.

Era inevitable ponerme ansioso. Casi sentía que sudaba. Pero ese pensamiento insistía.

Recordé cuando pude oler su cabello, cuando ella tomó mi mano y entre más recordaba más quería volver a olerla; tenerla cerca.

Asi que volví a inclinarme de su lado y alcé la mano para poder alcanzar una de sus prendas... No importase cuál. Con tener una bastaría. Solo quería tener algo de ella no importase si fuera por poco tiempo, pues pensaba devolverlo después.

De pronto escuché un ruido y me detuve, retrocedí y entré de prisa a la casa.

Lo único más fuerte que mis latidos eran las preguntas que se repetían una y otra vez en mi cabeza.

¿Me habrá visto? ¿Me vio y por eso hizo ruido? Quizas no, pero si me vio pensará que soy un enfermo.

Ahora me encontraba inquieto, moviéndome de un lado a otro, comiéndome las uñas, mientras me carcomían las preguntas; la incertidumbre, la duda.

Hice un desastre mi cabello, enojado conmigo mismo, preguntándome porqué tuve que hacer eso.

Si ella realmente me vio, sería imposible cualquier otro acercamiento entre ella y yo.

Solo quedaba esperar a mañana para descubrirlo.

Si no me daba los buenos dias, como de costumbre, significará que sí me vio.

Ella es igual a ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora