Capítulo 1 | Rutina

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¿Qué es la rutina?

Todo ser humano, ya sea adulto, jovén, adolescente o niño lleva una rutina; despertar en la mañana, tomar el desayuno, mirar televisión, hacer una llamada importante o simplemente quedarse mirando el techo pensando: ¿por qué existo? ¿cuál es la razón de mi existencia?

Evidentemente en un niño eso no ocurre, ellos están mas ocupados en otras cosas, conociendo, descubriendo.

Quackity anhelaba ser un niño de nuevo. Borrar cada uno de los problemas que lo atormentaban, quería volver a nacer, volver a vivir pero sin todo lo que tuvo que sufrir para llegar a dónde estaba.

Quería borra la rutina, por eso se mudó.

Dicen que la primera impresión es la más importante, y vaya que lo fue.

-❤️-

El auto se estacionó frente a un viejo conjunto de departamentos, dos grandes edificios uno junto al otro.
Una mujer de edad algo mayor lo esperaba en la puerta con una sonrisa amable, él la devolvió mirando el lugar con nervios.

-Un gusto soy Alex.- extendió la mano a aquella mujer que con alegría la estrechó.

-Lo se, eres el muchacho que rentará el 44.- abrió la puerta invitándolo a pasar.- Muchos aquí me dicen Roma, por Romina.- dijo y Quackity asintió con una sonrisa.

-Roma, me agrada.- subieron al elevador algo apretujados por las maletas.- A mi me dicen Pato, o Quackity.

-Un gusto, Pato.- los ojos de la señora se achicaron al sonreír, el pelinegro le devolvió la sonrisa nuevamente.

Era agradable, cálida.

Casi como una abuela.

El elevador se detuvo en el cuarto piso abriendo las puertas para darles paso. Rogó que tuviera una buena vista desde su ventana, pero su ilusión cayó al notar que daba directo a la habitación del edificio contiguo.

-Sientete como en casa, es un gusto tenerte aquí.- Roma le entregó las llaves despidiéndose con entusiasmo contagiando a Quackity de este.

No sería negativo, probablemente su vecino de ventana sería agradable. O tal vez solo harían como que no existía el otro, tampoco le molestaría aquello.

Admiro el lugar, aún cuando la habitación había estado desocupada un largo tiempo estaba limpia. La única problemática era el polvo que cubría los muebles, nada que no se solucionara abriendo la ventana y sacudiendo un poco.
Recorrió con los dedos el viejo armario de madera rojiza para abrir ambas puertas, era amplio, tenía espacio para mucha ropa. Subió las maletas a la cama abriendo cada una de ellas, aunque llevaba bastante ropa no era suficiente para llenarlo.

-Tendré que comprar más ropa.- se mordió el interior de la mejilla, poco a poco fue doblando y colgando la ropa separando esta por colores, una manía que había adquirido en su adolescencia.

Necesitaba sentir que podía controlar algo en su caótica vida.

Una hora y media después había terminado de acomodar su ropa, deseoso de que los camiones de mudanza llegaran lo más pronto posible para decorar aquel monotono lugar. Podría colocar posters, discos de vinil o quizá luces en las paredes. Tenía potencial.

El timbre del teléfono le sacó de sus pensamientos decorativos y sonrió ante el nombre que pintaba la pantalla.

-Hola guapo.

Amar(T) en el Alfabeto | Luckity - Chaosduo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora