Me quedé sentada en la hierba durante unos minutos. Sola. Había estado a unos milímetros de besarla, y en un segundo, volvía a estar sola. Seguía sonando la playlist de Mónica en mi oído derecho. Me levanté del suelo y fui dentro de la casa. Se me había quedado grabada la cara de miedo de Mónica antes de salir corriendo de mi lado. Sabía lo que sentía. No pude evitar preocuparme por ella. Era cierto que seguía sin asimilar lo que acababa de pasar, pero aún así quería ayudarla. No podía soportar verla así. No tenía miedo, estaba aterrada.
Busqué el baño y me dirigí allí. La puerta estaba cerrada con cerrojo y se oían llantos desde fuera. Se me rompió el corazón en pedazos al oírla.
Jon vino al ver que algo no iba bien. Oyó a Mónica y su expresión amistosa cambió a preocupación. Me miró, esperando que le diera una explicación. No sabía que decirle. Al no obtener respuesta, me miró más enfadado.
-¿Qué le pasa a Mónica? ¿Me puedes explicar qué coño ha pasado?- dijo bruscamente. Quería muchísimo a su mejor amiga, y sufría tanto como yo al oírla llorar. Me clavó la mirada. Detrás de ese enfado, había una persona muy preocupada. Quería contarle lo que había pasado, ayudar a Mónica, pero no podía. No podía simplemente contarle que casi nos besamos. No podía sacarla del armario, ni siquiera con él. Contarlo o no dependía de ella. Sabía que estaba confundida, angustiada. Eso me sonaba...- ¡Joder! Contéstame, ¿qué ha pasado?-dijo desesperadamente mientras me sujetaba por los hombros.
¿Qué le diría? Nada. No podía decirle nada. Una lágrima corrió por mi mejilla. Agarré el audífono de mi oreja y se lo di a Jon antes de salir corriendo de allí.
Mateo me vio y vino corriendo hacia mí. Un montón de lágrimas mojaban mis mejillas con pecas. Se me había corrido el rímel. Me miró preocupado.
-¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?
-¿Podemos irnos, por favor?
Asintió sin hacer ninguna pregunta.
Durante el trayecto de vuelta a casa ninguno dijo nada. Sentí su mirada expectante. Le debía una explicación de aquello, pero no podía dársela.
Me dolía el pecho y quería dormir. Cuando llegué a casa le di un abrazo fuerte y silencioso a Mateo a modo de despedida. Acto seguido, me puse el pijama y me metí en la cama buscando refugio. Me ardían los ojos. Intenté dormir, no pude.
No paraba de pensar en lo sucedido. No paraba de oír los llantos de Mónica. Tantas veces me había encerrado a llorar en el baño, tantas veces que había estado en su lugar... Sentí una punzada en el estómago que me revolvió por completo. Seguía sin poder asimilarlo. Tragué saliva y respiré hondo en un intento de no llorar de nuevo. Cerré los ojos con fuerza y solté una gran bocanada de aire.
Tras varios intentos de relajarme, terminé durmiendome.
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Mi perfecto caos de mierda
RomanceLeslie es una adolescente bi. Su vida es bastante desastrosa, y su vida amorosa lo es aún más 🤭