Amigas

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Se me había pasado la tarde volando y no habíamos hablado de lo de la fiesta... Joder, no quería arruinar el momento. Había pasado una tarde estupenda, lo había pasado tan bien, y hablar de ello no me apetecía en absoluto, pero tenía que hacerlo. Tenía que hacerlo, pero no quería. Sabía que era necesario, y aunque intenté evadir el tema todo lo posible, teníamos que hablarlo. No podía seguir haciéndome daño a mi misma, pensando todo el rato en lo que había pasado y repitiendo la escena en mi cabeza una y otra vez. Y ahora, cada vez que pensaba en ella, todo lo que oía eran sus llantos en el baño de aquella noche. Dentro de todo, yo no me había llevado la peor parte, me angustiaba pensarlo, pero Mónica debía de estar el doble de angustiada. Esa situación era una verdadera mierda, y desgraciadamente, yo pasé por lo mismo.
La gente tiende a pensar que si eres de la comunidad, lo sabrás desde siempre, lo tendrás claro y darás señales, pero la verdad es que no tiene por qué ser así. Y cuando lo descubres, puede llegar a ser abrumador, y es impresionante la cantidad de odio y homofobia que hay en la gente incluso en los tiempos en los que estamos. Es realmente repugnante pensar que no puedes ser tú mismo sin que te miren raro o hablen a tus espaldas. Y se hace difícil contarlo. El gran problema es que pensamos que cuando lo sabes lo tienes que contar, salir del armario con todo el mundo, pero no es así. No se lo debes a nadie, no hace falta, nadie tiene por qué enterarse si tú decides que sea así. La gente es tan asquerosa que cuando haces el esfuerzo de contarlo, cambia la forma de verte y te trata como si fueras un bicho raro. Por suerte no todos son así, hay gente maravillosa que te va a apoyar y va a estar a tu lado siempre. Cómo Mateo. Quería ser una de esas personas para Mónica, que se sienta segura de si misma, que no tenga que fingir conmigo. No era necesario que me lo contara, no era relevante, simplemente estar ahí para ella cuando lo necesite.

Estábamos en un banco cerca de la plaza. Escuchábamos una playlist con música de Rihanna, Bruno Mars y Shawn Mendes. Estaba anocheciendo, ambas disfrutábamos del atardecer sin decir una palabra, hasta que me decidí a hablar.
-Mónica...- dije apartando la vista del cielo para mirarla a ella.
-Dime.- me miró directamente a los ojos, con una pequeña y discreta sonrisa.
-Sobre lo que pasó en la fiesta...- vi como el brillo de sus ojos se desvaneció, al igual que su sonrisa. Tragué saliva.- solo quería que sepas que estoy para ti si me necesitas. No quiero forzarte a contarme nada, no es necesario, no necesito ninguna explicación, pero sé lo que se siente y quiero estar para ti.
Sus ojos empezaron a humedecerse.
-Lo siento Les. De verdad lo siento.- unas lágrimas frustradas corrieron furiosas por sus mejillas. La miré con tristeza y mis ojos comenzaron a gotear también. Me acerqué a ella y la abracé con fuerza.- Eres tan buena conmigo, y yo... Lo siento, no sé cómo sentirme.
Aún abrazándola fruncí el ceño.
-No, no tienes que disculparte. No has hecho nada malo. Yo sí que lo siento. Me... Me fui de la fiesta sin poder decírtelo. Quería ayudarte, pero... No sabía que debía hacer, Jon estaba preocupado y no podía contarle nada de lo que había pasado. Me agobié un montón y me fui corriendo. Debería haberme quedado y apoyarte.
-No.-dijo enterrando su cabeza entre mi cuello y mi hombro. Sentí sus lágrimas en mi camiseta y la abracé con más fuerza.- No digas eso, te estás disculpando sin razón. Soy yo la que salió corriendo, te dejé sola... Yo...- sorbió la nariz y se apartó de mi. Me miró a los ojos y derramó otra lágrima.
-No digas nada, no es necesario. Está bien, no me lo debes.
Negó con la cabeza.
-Claro que te lo debo, casi te beso y luego me voy corriendo. Me siento culpable Leslie, te estaba utilizando. Me siento la peor persona del mundo. Estoy confundida y se me dió la oportunidad, quería saber... si soy lo que creo que soy... No lo merecías. ¡Dios, soy tan estúpida! Esa no era la manera, y he hecho que te sientas mal.
Me quedé paralizada sin saber que decir. Tragué saliva y respiré hondo.
-No pasa nada. Lo entiendo, de verdad que si. Sé lo que es, porque yo también lo he pasado. Así que, no pasa nada. Solo quiero que estés bien, me tienes para lo que sea. Me gustaría que fuéramos amigas, no hace falta mencionar lo de el beso, olvidado, ¿te parece bien?
Me dolió un poco saber que no significó nada para ella, pero ya no importaba, lo más importante era que se sintiera agusto conmigo, que pudiera contar conmigo, y si era como una amiga, estaba bien.
Asintió con la cabeza y me abrazó.
-Gracias, eres la mejor.
-No las merezco, es lo mínimo, eres mi amiga, para eso estoy.
Le dediqué una sonrisa y le limpié las lágrimas de sus ojos azules. Me sonrió y soltó un risita. Miró al cielo ya oscuro y miró la hora.
-Se está haciendo tarde, deberíamos irnos ya...
-Tienes razón. Me lo he pasado muy bien hoy. Espero repetirlo pronto.
-Claro. Cuando quieras, me encantaría. Gracias por todo.
-Adios Moni.
-Adios Les.

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⏰ Última actualización: Dec 22, 2023 ⏰

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Mi perfecto caos de mierdaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora