Batido de mango

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Aquella tarde, agarré mi skate y fui al Starbucks para encontrarme con Mónica. Quedaba algo lejos de mi casa. Pasé unas cuantas calles y llegué por fin a la cafetería. Ella estaba esperando en la puerta mirando el móvil.
-¡Mónica!- grité desde lejos.
Ella se giró inmediatamente para verme y me saludó con la mano enérgicamente. Le devolví el saludo mientras me acercaba con una sonrisa, hasta estar al lado suya. La miré por unos segundos sin decir nada y después desvíe la mirada. Pude notar la tensión que había entre ambas. Creo que las dos estábamos pensando en que debíamos hablar de lo de la fiesta, y a decir verdad, estaba algo agobiada.
Tras unos segundos bastante incómodos, Mónica empujó la puerta esperando a que pasara. Entramos y nos sentamos en una mesita en la esquina de la cafetería, junto a una pequeña ventana con flores.
-Bueno...-dijo por fin, dando por acabado aquel silencio espantoso.- ¿Quieres algo para tomar?
-Uuuhhhm... Un batido estaría bien.- contesté. Me reí por lo bajo en aquel instante.- Te he invitado a venir a una cafetería y no me gusta el café.
Se rió a mi vez con una sonrisa perfecta en su rostro. Cuando al fin se nos pasó la risa, me miró y dijo.
-Que rara eres.- se rió bajito, está vez con nerviosismo. La miré sin saber que responder- Pero eso me gusta de ti.- dijo con una gran sonrisa- Eres diferente a los demás y tienes cada tontería que no me hubiese imaginado. Me gustaría poder conocerte más, deberíamos vernos más a menudo.
Las dos teníamos una gran sonrisa y no apartábamos la mirada la una de la otra. Ya habíamos estado en esa situación antes, y en aquel momento casi nos besamos... Pero algo se sentía distinto. La energía con la que nos mirábamos no era la misma. A pesar de haberme enrojecido un poco, no fue como en la fiesta.
-A mi tampoco me encanta el café- dijo tras unos pequeños segundos de risas- no es tan extraño.
Me reí y saqué conversación.
-Entonces..., ¿también vas a pedir un batido?
Asintió con la cabeza y luego añadió:
-Pero no te creas que soy corriente, yo no soy de "fresa y plátano", yo soy más de lo tropical... De echo no, pero me encanta el de mango.- nos reímos sin ninguna razón- ¿A tí cuál te gusta Les?
Les. Normalmente el único que me llamaba así era Mateo, pero era agradable que ella también lo hiciera, me gustaba.
-Sincerame, me gustan todos. Excepto el de pepino, ¡eso es una abominación! -nos reímos al unísono durante unos segundos.-Nunca he probado el de mango- añadí- supongo que es el momento de hacerlo.
-No te vas a arrepentir, está buenísimo.
Pedimos dos batidos de mango al camarero, que nos atendió enseguida y nos regaló una galleta.
-Hora de la verdad, a ver si es cierto que está tan bueno como dices.
Probé un trago de la bebida y la miré encantada. Estaba realmente buena. Mónica se rió por un segundo.
-Te lo dije. Sabía que te gustaría.
-¿Cómo se te ocurrió probarlo? La verdad no creo que lo ubiese echo si no me lo decías.
-Me lo enseñó Jon. Antes solíamos venir juntos por las tardes, y cada día probábamos uno distinto, y cuando probamos el de mango, el resto pasaron a otro plano. Es nuestro favorito.
-Pues definitivamente ahora también lo es para mí.
-Esto será una buena anécdota en algún momento, algo más que contar.
-A partir de ahora, tenemos que venir a tomar batido de mango más a menudo.
Me sonrió y yo le devolví la sonrisa. Pensé en sacar el tema de la fiesta, pero no quería estropear el momento. Sabía que en algún momento tendría que hacerlo, pero buscaría el momento adecuado.
-¡Que viva el batido de mango!

Mi perfecto caos de mierdaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora