Fuente

339 29 3
                                    

32

Narra Hidan.

Kakuzu y yo habíamos decidido salir para poder dar un paseo con la bebé, decidimos hacer eso luego de una pequeña discusión por cual debía ser nombre de la bebé. Íbamos llegando a la entrada de un pequeño pueblo, cuando de repente ví algo a lo lejos.

—Kakuzu, creo que por ahí hay un cuerpo—. Trate de forzar la vista para verlo con claridad.

—¡Mgh! Que raro un cuerpo a plena luz del día—. Logré ver un poco la cabellera dorada y la capa.

—Se parece a Dei.

—No se parece a Deidara, ES Deidara—. Corrimos hacia el cuerpo y en efecto era Dei.

Su piel estaba pálida y su cuerpo estaba frío.

—Ay dios, este niño está muy enfermó—. Dije mientras tomaba su pulso.

Kakuzu tomo los medicamentos que había en el piso.

—Son medicamentos para controlar el cáncer—. Me preocupe, Deidara era tan solo un niño para tener una enfermedad tan maligna.

—¿Dónde está el maldito Áloe vera, cuándo lo necesitamos?— Ahora que lo pensaba, Zetsu no había aparecido en un gran tiempo.

De pronto algo comenzó a aparecer debajo de la tierra, me sentí aliviado de que Zetsu apareciera.

—No se preocupen, ya he ido a llamar a Tobi, para que venga por su omega—. Zetsu me miró con esos ojos tan detenidamente, no, no me miraba a mí—. Lindo bebé, tenemos que llevar a Deidara con Konan—. Asentí levemente.

Al poco tiempo como una fiera llegó Tobi, aquel que parecía un niño distraído y un holgazán, ahora era un alfa que llegaba preocupado por su omega.

—¿Dei? ¿Cariño?— Susurró tocándole la mano.

—Zetsu dice que hay que llevarlo con Konan—. Rápidamente Tobi asintió.

Corrimos hasta donde Zetsu nos dijo que estaría Konan esperándonos, al poco rato llegamos y era cierto, Konan estaba ahí, rápidamente lo reviso y trato de mejorar su salud.

—Pues, por ahora está estable, aunque debido a que no había tomado sus medicamentos estará un rato más así, aunque ya no hay peligro—. Tobi sujetaba la mano de Deidara, no podía ver su expresión debido a la máscara pero se sentía el aura negativa.

—Gracias por atenderlo Konan—. Susurró finalmente.

Konan solo le dió una media sonrisa preocupada y camino hacia nosotros.

—¿Y como está la nena?— Nos sonrió ampliamente mientras veia a la bebé en mis brazos.

—Pues el parto salió excelente y la bebé nació con sus veinte deditos—. Dije sonriendo para apaciguar el ambiente.

—Sí, y está lo suficientemente saludable para no dejar dormir a sus padres por las noches—. Konan río.

—Eso es excelente, ¿la puedo cargar?— extendió un poco sus manos y asentí.

Konan se dispuso a cargarla y arrullarla en sus brazos. Tobi nos miraba a lo lejos y después miró a Dei.

—¿Quieres cargarla, Tobi?— Él me miró.

—Bueno, me vendría bien saber cómo cargar un bebé, para cuando el mío nazca—. Se acercó a nosotros un poco más animado.

Konan le pasó a la bebé y le mostró como tenía que cargarla, Tobi aprendió bastante rápido y miraba a la bebé con ternura.

—Seguro que serás un buen padre, Tobi—. Él se veía más feliz.

—¿Tú crees? De verdad me estoy esforzando—. Konan le tomo la mano con una sonrisa melancólica.

Creo que entre ellos tenían secretos que no podían revelar, pero esa clase de secretos los unían tanto que incluso se hablaban con una sola mirada.

[...]

Narra Sasuke.

Había llegado por Suigetsu, todo lo que había pasado me había hecho entender que en realidad no tenía mucho tiempo para disfrutar de mis sentimientos, así que después de que Shikamaru saliera de la habitación lo tome de la mano.

—Suigetsu, yo de verdad que desde hace mucho he querido decirte algo—. El brillo en sus ojos era evidente, como si supiera que iba a decirle—. Tú, tú me gustas—. Me sonrió ampliamente y se lanzó para abrazarme.

—Tu también me gustas tanto Sasuke—. Le recibí el abrazo y fundí mi cara en su cuello, podía llegar a sentir un leve olor como agua salada, a mar.

El olor era hermoso y relajante, lo aleje un poco de mí y lo mire a los ojos.

—Entonces no hay tiempo que perder, quiero que estés conmigo y hagamos todas las pruebas posibles para tener un cachorro porque te amo, aún si no tenemos uno, hay que adoptarlo o que importa, solo quiero estar contigo para toda la vida—. Suigetsu me sonrió con lágrimas en sus ojos.

—Esta bien estar para toda la vida contigo—. Acaricié su pelo y acomode uno de sus mechones detrás de su oreja, mire sus ojos, eran tan sinceros y hermosos, lo bese.

Fue un beso lento, uno con mucho cariño y amor, no era lujurioso, no, era de amor, un beso de aquellos que les das a tu pareja cuando no lo verás por mucho tiempo, un beso en dónde dejas tu corazón para dárselo a la otra persona, un beso tierno que te hace derretir, uno de esos besos especiales.

—¡Dios! Te amo Suigetsu, y de ahora en adelante juro que no te dejare ir—. Tome su cintura y lo atraje más hacia mí y él solo río.

—Es hora de ir a casa, cariño—. Dijo en un susurró mirándome a los ojos.

—Sí, es hora de ir a casa—. Acaricié su mejilla y lo volví a besar tiernamente.

Ambos regresamos a casa donde ya nos esperaba una gran noticia.

[...]

Narra Sakura.

El parto ya estaba planeado, y justo ahora estábamos sentadas en el sofá decidiendo que nombre llevaría nuestro bebé.

—A mí me gusta para niño, Hiroshi—. Susurró ella.

—Muy común, ¿qué tal Yutaka?— Ella río.

—Y dices que Hiroshi es común, bueno para niña me gustaría algo como Aiko—. Lo pensé un pequeño rato.

—¿Qué tal Ariel?— Ella me miró confundida.

—Bueno, es lindo y en realidad puede ser para cualquier género, Ariel será—. Me reí, es cierto que era lindo.

No podía esperar a que mi pequeño, pequeña o pequeñe naciera, estaba tan feliz y me sentía emocionada por poder tenerle entre mis brazos.

—Pues listo, problema resuelto—. Karin se levantó del sillón—¿Se te antoja algo, cariño?—  De pronto sentí una patadita.

—No, cielo—. Era normal sentir pataditas y más porque ya estaba a pocos días de dar a luz.

Pero sentí otra y luego otra un poco más fuerte y otra un poco más fuerte, sostuve mi panza y de pronto tal y como una fuente el agua calló.

—¡KARIN!— Grite casi desesperada.

Karin se asomó.

—Es hora—. Dije mirándola angustiada y ella se puso pálida.

—No puede ser.

-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_

Hola, solo quería agradecer a todas esas personas que han estado leyendo esta historia desde principio a fin, por ustedes es que las sigo escribiendo y créanme que me encanta leer sus comentarios y apoyo, muchas gracias a todos y debo decir que ya muy pronto acabaré con esta historia y espero que les guste mucho porque de verdad me estoy esforzando para darles un final satisfactorio. Gracias y nos vemos la próxima.

Querido secuestradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora