Patrick.
Tener una pistola pegada a mi sien me genera tanto terror que apenas puedo moverme, o siquiera comprender que es lo que dicen. A pesar de que ver a Nicola llegar a por mi me devolvió las esperanzas un poco, aún puedo sentir la sombra de mi muerte cernirse sobre mí.
Me sorprendí al ver a Eric junto a ellos. A pesar de que le había sacado de los lugares de más mala muerte de la ciudad, jamás lo había visto con un arma. No sería capaz de hacer daño a nadie.
Todo esto creí que era lo más loco que podría pasarme en la vida. Que después de esto necesitaría las vacaciones más largas de mi mísera existencia. Pero me equivoqué. Todo podía empeorar, y lo se en cuanto identifico a Patrick apuntando directamente a Nicola. Sin dudarlo.
Mi corazón se rompe en pedazos, y ni siquiera se identificar si es porque apuntan al hombre del que estoy irracionalmente enamorada o si es el sabor de la traición del que consideraba mi amigo.
De repente dejo de sentir el agarre de George en mi. No porque se haya ido, si no porque mis prioridades son otras.
- ¡Patrick!- Mi voz suena rota y trato de forcejear sin mucho éxito.- ¿Qué se supone que haces?
- Velar por mis intereses.
Su voz suena monótona a la vez que reafirma su agarre sobre el arma alertando a todos. Mauro entonces apunta al que creí mi amigo, aunque puedo ver su duda sobre a quien tiene que defender ahora, cuando todo es una encrucijada.
- Estoy bien.- La voz de Nicola verdaderamente parece tranquila, calmada y calculada.- Preocúpate de ella, es lo que más importa.
- Nos has traicionado.- Por fin Eric parece reaccionar, bajando el arma y haciendo el aire más denso cuando da un par de pasos en su dirección.
- ¿¡Yo te he traicionado!?- Su tono suena realmente molesto ante la acusación y comienza a hacer gestos exasperados con las manos.- Me prometiste un trabajo mejor. Dinero para ayudar a mi madre.
- Patrick, por favor.- Desvío su atención al ver que entre Mauro y Nicola hay señales que no logro comprender pero parecen formar parte de un plan que no conozco.
- Te creí. ¡Le creí a un drogadicto!- Eric se mueve nervioso y solo suspiro, recordando el valor nulo de sus promesas.- Pero me llamas y me dices que se acabó, que se cancela todo y yo me quedo con nada.
George a pasado a segundo plano, entretenido con lo que sucede a su alrededor. Supongo que cree que será tan sencillo como que Patrick se cargue a Nicola, que Mauro se entretenga matando a Patrick para que él tenga tiempo de matarlo a él, y de paso al resto.
La situación me da escalofríos, me pone los pelos de punta pensar que en tan solo unos segundos y media docena de balazos podríamos estar todos muertos. Sin embargo, lo que a mi me causa pesadillas a él parece causarle satisfacción. Tanta que siento su tranquilidad, sabiendo que ya está todo hecho. Tanta tranquilidad que su agarre se afloja.
La pistola, que apuntaba mi sien, ahora se seprar más por su descuido y, tal vez, de un golpe fuerte y seco, podría deshacerme de su sujección. Aún así no me muevo.
- Me traicionasteis, los dos.
Son mis ojos a los que mira Patrick ahora directamente y no puedo evitar sentirme mal. Pensar que, hasta cierto punto, tiene razón. Los he traicionado a todos. A Eric y a Patrick por dejarlos y Nicola por haber tenido siempre un plan de escape de él.
Aunque parece no importarle demasiado, por lo menos no ahora mismo, pues no es dolor en su mirada lo que me encuentro al verlo si no un movimiento de cabeza y ojos que lo dicen todo. "A mi señal, te sueltas de su agarre." O eso es lo que he entendido yo.
- Lo siento tanto.
Y soy sincera cuando lo digo, con el corazón en la mano. Lo siento por lo que pasó en el pasado y también por el futuro, por que no se quien podrá salir herido en esta encruzijada.
Ojalá pudiese cuidar a todos. Hacer que Eric deje de consumir, darle a Patrick el dinero que necesita para la delicada salud de su madre, salvar a Nicola... Pero no podría, porque no está en mis manos, si no en las crueles del destino.
- ¡Ahora!
Nicola no debe decirlo dos veces. De un solo movimiento se gira para enfrentarse a Patrick y desarmar lo de forma profesional.
Al mismo tiempo, recuerdo sus instrucciónes y de un fuerte golpe trato de soltarme. Por suerte, George se desequilibra dejandome escapar y distrayendole lo suficiente. ¡Todo pasa tan rápido!
Al principio a penas soy consciente de lo que ocurre, demasiado rápido como para saberlo. Pero de repente todo pasa a estar a camara lenta, como en una de esas horribles pesadillas en las que corres sin avanzar pero con la angustia en el pecho.
Mauro Rossi apunta con su arma a George y dispara sin miramientos, aunque no lo suficientemente rápido.
Oigo dos ruidos, donde solo debería haber uno. Veo la bala de aquella pistola casi flotar por el aire, la sonrisa macabra de George justo antes de que le impacte el tiro de Mauro justo en la frente. Pero no hay lugar para la felicidad, no cuando veo donde acabará la segunda bala. Nicola está de espaldas, desarmando aún en un forcejeo a Patrick, distraído y sin saber lo que le espera.
No lo pienso dos veces. Debería hacerlo, pero no lo hago. Parece ser que mi vida está guiada por esos impulsos. Los impulsos de amor, de salvar a la gente que quieres.
Y yo quiero a Nicola, más de lo que jamás me habría gustado. Ambos deberíamos haber mantenido la distancia, fingir no sentir aquel fuego al mirarnos por lo menos durante tres meses.
Pero ahí estoy yo, tirandome en su dirección y rezando por alcanzarlo antes de que lo haga la bala. Si. De nuevo, tal vez me he equivocado. Pero no es más que un gesto egoísta porque se que no podría vivir sin él, y no estoy dispuesta a caer en aquel profundo vacío del dolor.
Que te atraviese una bala se siente muy distinto a como lo describen en las películas. Sujeto mi pecho mientras siento aquel calor recorrer mi cuerpo haciendome perder la respiración.
Arde. Arde tanto que no puedo evitar caer al suelo. Duele. Duele tanto que me apetece llorar, pero el calor del proyectil parece secar también mis lágrimas.
Todo pasa de ir a camara lenta a ir demasiado rápido. Los puntos negros sobre mi vista me indican que poco a poco pierdo la conciencia dejandome ver solo siluetas que se mueven a mi alrededor.
Y Aunque siento los cálidos brazos de Nicola a mi alrededor, lo comprendo. Comprendo que está será la última vez que siga el impulso del amor.
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Hemos llegado al final de la historia. Y tal vez al momento más tensa de esta.Pero no os preocupéis que hay epílogo ;)
Por favor. Déjame darte las gracias por leer y apoyarme siempre y estate atento a nuevas historias por que las escribo todas con el mismo cariño.
Gracias a todos. Agradezco críticas. <3
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Tu Deuda
RomanceAmor. ¿Qué no seríamos capaces de hacer por las personas a las que queremos? Alexa lo descubrió aquel día, con el corazón apretando su pecho y la sensación de estar vendiendo su alma al mismísimo Satanás. Desesperada por protegerle, la joven está d...