∆13:El hombre de la relación∆

24 1 0
                                    

Los santos de Cáncer y Capricornio se devoraban con hambre en la entrada de la cuarta casa cuando sintieron deseos de satisfacerse un poco más, sin filtros, sin armaduras, sin desconfianza, sin vergüenza y principalmente sin rechazo.

-Capri... «suspira el menor en el oído del otro y luego muerde su oreja»
-Puedo sentir todo «vuelve a besarlo» el lazo es, increíble.
-Lo increíble es que tú te encuentres tan deseoso de esto, pareces un tipo completamente diferente al de la semana pasada.
-Qué puedo decir, apenas me estás conociendo «bromea»
-Ughhst! «se queja tirando su cabeza ligeramente hacia atrás cuando los labios mojados del otro besan su cuello» pasaste del rechazo al deseo y yo, aún no puedo creerlo.
-Créelo, porque de hecho, no se siente tan mal como pensé.

El caballero de Cáncer no puede evitar sonreír ante eso, para él se siente como un sueño y para el otro como una experiencia satisfactoria pero aún así, el lazo se encarga de que ambos correspondan fogosamente y a largo plazo. Después de un rato de muestras de afecto mutuas y besos mojados, ambos deshacen el contacto con una evidente presión en sus entrepiernas. Un doloroso cosquilleo que carga sus miradas de deseo y sus mentes de pensamientos impuros.

-Eso se sintió bien «concede El Cid»
-Te he dicho lo mucho que me calienta verte lucir tu armadura? «habla cegado por el deseo mientras con su mano palpa su propia erección acomodándola»
-Ess... Es la primera vez que me dicen algo así «responde tenso y muy avergonzado por la actitud del otro»

Le resultó muy obsceno y vulgar el comportamiento del caballero de cáncer, pero no podía negar que en el fondo a él también le generaba calor encontrarse así.

-Quieres venir a mi habitación? «propone» o es demasiado para ti? «parece burlarse»
-Hmmp? «lo ve con una sonrisa altanera» lo que yo espero es que no sea demasiado para ti.

El santo de Cáncer no necesitó más motivación que esa para dirigirse casi corriendo a su habitación seguido por el otro. Una vez arriba ambas armaduras fueron despojadas para dar paso a nuevos toques y caricias con vehemencia, Cid acabariciaba durante el beso el cabello de Manigoldo con cierta calidez que era completamente nueva, las manos del otro vagaban en la envidiable cintura de capricornio, las piernas se entrelazaban con fervor amenazando con hacer caer a los hombres, jugaron un rato antes de quitarse completamente la ropa. Quedaron parados uno frente a otro admirando mutuamente sus cuerpos con una nueva chispa en sus miradas, amor. Solo que era demasiado pronto como para que lo aceptasen.

-Manigoldo, debo reconocer que me gusta lo que veo «halaga al otro con suficiencia»
-En serio? «sube una ceja sin poder creerlo» no pude ni soñar que alguna vez dijeras eso en voz alta, me halagas.
-Que no me gusten los hombres no significa que no sepa admirar la belleza «suelta»
-Ohhh~ entonces estás aceptando que te gusto? «bromea seductor»
-No seas engreído «se permite reír mientras aprovecha para mirar descaradamente el cuerpo desnudo del peliazul» me pareces bonito, bueno, dentro de las posibilidades de belleza de un demente eresss, atractivo, «sisea bromeando» pero no más que quien te habla.
-Apuesto a que sí, «le sonríe enormemente y se muerde el labio» puedes tener amantes por doquier pero tu solo estás casado con el espejo. Por eso me gustas, esa soberbia, tu actitud de constante desafío «cita» me atrae mucho. Hace bastante que te observaba, por eso te dije que estoy listo para transformarme a tu antojo, porque sé muy bien lo que quieres.
-Vaya «se rasca la nuca y murmura para sí» esto es serio. Yo, no puedo decir lo mismo, es decir, ni siquiera imaginaba que alguna vez estaríamos en ésta situación hasta que tú me lo planteaste. Lo que sí puedo decir es que estoy encontrándole el gusto y, aunque este sea nuestro segundo encuentro creo que lo estoy manejando muy bien. Aprendí a entender tu actitud, y aunque no debería admitirlo lo encuentro atrayente, tan vulgar y arrogante, es una irritante combinación lo admito pero extrañamente me gusta.
-Siempre fuiste raro. «sonríe risueño»
-Es verdad, aún no conoces ni la punta del iceberg. «menciona siniestro y escalofrío recorre al santo de Cáncer» escondo demasiado Manigoldo, y no creo que aún quieras estar conmigo si te enteras de algo más.
-Mantén el misterio El Cid «se pone serio de repente» siempre supe que ocultas más de lo que aparentas, eres de los que lleva muertos en el placard, lo sé. «lo mira fijo y logra incomodar al otro ligeramente» pero eso no me importa. Lo que hayas hecho es cosa tuya, sé que tienes tus motivos, no eres de los que actúa sin pensar, eso lo sé bien. Además, tampoco soy exactamente normal «sube sus hombros despreocupado» puede que tú les quites la vida pero yo puedo verlos del otro lado.
-Es verdad. «admite suspirando»
-Estamos hechos el uno para el otro Cid, debes hacerte la idea.
-Si... «aprieta sus puños pero se relaja enseguida» ya dije que lo estoy sobrellevando lo mejor que puedo.
-Se nota... Bueno, se acabó la charla. «alza la voz» pasemos a lo nuestro porque, ya no aguanto más~ «dice con un tono lascivo que logra que una erección se dispare en el cuerpo ajeno mediante el lazo»

COMPLEMENTARIOS (El Cid X Manigoldo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora