Después del divorcio con Sovieshu y llegar al Reino Occidental, Navier está rumbo a casarse, todos los reinos e imperios se están preparando para ir a la gran boda.
Lo que no sabían Heinrey y Navier, es que en medio de su felicidad, el día de su bo...
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"¿Cissy? ¿Cecile? ¿Estas bien?"
Navier llamó a Cecile con mucha preocupación en su voz, la chica realmente no se veía muy bien.
Heinrey se inclinó hacia ella, revisando si estaba bien. En ese momento, Cecile volvió en sí.
"Mi Lady, sino te encuentras bien, será mejor que te llevemos a tu habitación."
"No... Claro que no, sólo no estoy pasando un buen momento, eso es todo."
La chica intentó forzar una sonrisa, pero no fue lo suficientemente convincente para ambos rubios a su lado.
"¿Quieres hablar de eso?"
Ofreció Heinrey.
Hubo un breve silencio en el que la chica no se atrevió a decir una sola palabra, hasta que,
"¿Alguna vez no se han sentido... Como unos prisioneros?"
"¿...Prisioneros?"
Preguntó Navier con curiosidad, Cecile había cambiado drásticamente de tema. Ambos notaron que no quería hablar de ello, así que decidieron seguirle la corriente.
"Como si no pudieras ser libre. Que estés tan atado a una condición, que debes comportarte como los demás quieren que seas pero no como tú en verdad quieres ser."
Estaba cansada de fingir que estaba bien, tener que finger alguien que no era, tener que haber cambiado de identidad, no sentir que podía confiar en alguien además de sus amigos, porque estaba marcada por su pasado en cuerpo y alma.
Cualquiera que pudiera ver a fondo su cuerpo y alma, se daría cuenta de aquellas marcas le dejó la esclavitud. Como también, aquella alma que una vez se rompió y no volvió sanar.
Aquellas cadenas que aún quedaban en su piel, sólo le recordarían que nadie la aceptaría tal cual es.
Después de un breve silencio,.nadie respondió.
"Pudo... puedo entender ese sentimiento, desde mi infancia, me criaron para ser la Emperatriz perfecta, me abstuve de hacer muchas cosas para no perjudicar la imagen de la familia imperial."
Cecile y Heinrey se quedaron observando a Navier mientras decía esas palabras.
"Estoy agradecida por la maravillosa familia que me ha tocado, todo lo que aprendí y lo que soy. Pero aveces... me preguntó si hubiera sido diferente mi vida si naciera en una familia normal."
A Heinrey le entristecieron.
Después de todo, gracias a esa crianza, Navier se cerró tanto emocionalmente, que usó ese rostro frío que tanto amaba para aguantar las penurias del Emperador Sovieshu.
Era una alegría para él ver que ella sentía la confianza de hablar sobre sus sentimientos con ellos. Por otro lado, Cecile la miró con mucha curiosidad y pena.
