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la oscuridad.

Pandora camina por la base starkiller mientras el ruido de sus tacones, llenan el pasillo lleno de ecos, los stormtroopers caminan a su lado, algunos la saludan con respeto, otros evitan saludarla por temor. Realmente no recuerda un momento de su vida, en que diera tanto miedo como ahora, y era de manera involuntaria, realmente no quería que le tuvieran miedo, pero el anillo en su dedo era una sentencia a muerte para quien la hiciera enojar o le faltara el respeto.

Pandora tampoco recuerda como era su vida antes de Kylo Ren.

No es como si tuviera permitido hacerlo.

En el momento en que Kylo Ren la tomó como su pareja, mano derecha o como quieran llamarla, las cosas cambiaron mucho para Pandora, al contrario de lo que pensó, no era una esclava para el, era literalmente, su pareja.

Solo que sin la parte en que se desarrollaban sentimientos, hablaban sobre sus días, o algo en general, y se establece un vínculo.

Eso parecía prohibido para ambos.

La mujer caminó hacia la sala de juntas, dónde su esposo la esperaba, tocó la puerta, al no escuchar respuesta la abrió, para darse cuenta que dicha junta no había finalizado y la estaba interrumpiendo.

-Lo siento- dijo sin demostrar su vergüenza- pensé que ya habían terminado.

-Acabamos de terminar, pasa- habló Kylo, dándole una última mirada al circulo de soldados y capitanes que dirigía, todos se pusieron de pie, dándole un asentimientos de cabeza a la mujer rubia, cuando la sala quedó vacía, ella avanzó hacia la mesa negra en forma de óvalo, el hombre se quitó el casco, con esa mirada sería en su rostro.

-Se que odias que haga eso, pero nadie respondió- se excusó- lo siento.

-Es la tercera vez que pasa, Pandora- regañó- sabes que no puedes actuar así.

-Lo se.

Quiso decirle que era una tontería, pero Kylo se tomaba muy en serio su papel de comandante, sabía que no gozaba del respeto de muchos ahí y si quería infundir autoridad, tenía que demostrarla. Que su esposa irrumpiera así, hacia ver qué no la controlaba como debía.

-¿Por qué me llamaste?- preguntó ella, con sus labios y uñas pintadas de rojo- pensé que estaría ocupado hasta tarde.

-Lo estoy, pero quería enviarte a una misión- ella alzó las cejas- no irás sola, claramente. Quiero que vayas a unas coordenadas y encuentres actividad Jedi.

-Pensé que los Jedi habían sido...- le costó decirlo- pensé que los Jedi no existen desde hace muchísimo.

-Todavia los hay- respondió Kylo- si hay actividad, lo notificas.

-Bueno- respondió- ¿no hay algo más que pueda hacer?

-¿No te parece interesante?- preguntó- la primera orden lo agradecería mucha, sobretodo si viene de nuestra familia.

Familia, no somos una familia. Somos una farsa.

-Claro, lo recuerdo- rodó los ojos- lo siento, se que odias ese gesto.

Kylo negó con la cabeza.

-Puedes retirarte, tengo cosas que hacer.

No respondió nada, simplemente se alejó de él, saliendo de la sala de juntas, jugando con sus manos, pensando en lo desdichada que era, tenía un marido, comodidades, e incluso lujos, en una base militar, casada con un extremista demente incapaz de mostrar afecto.

Que gran vida, ironizó.

[...]

Pandora estaba vestida como civil, con una capa desgastada cubriendo su cabello y parte de su rostro, estaban en jakku, intentando descubrir actividad Jedi, la chica caminó por el centro de la ciudad, con los guardias, también de civiles, siguiéndola de cerca como protección.

Pandora odiaba jakku, en realidad, odiaba los planetas arenosos, había algo en ese específicamente que no le daba buena espina, tampoco le gustaba lo que sentía cuando Kylo la mandaba lejos de la base.

A veces quería convencerse de que sí Kylo Ren la escogió, fue por alguna razón, no solo porque sí, quizás quería decirse eso a si misma para sentirse mejor, para sentirse un poco querida.

Cuando Kylo Ren le ofreció un anillo de compromiso, lo hizo de una manera un poco seca y sin sentimientos, ella observó el anillo, era muy lindo, no lo iba a negar, con una delicada piedra transparente en el centro.

-¿Te gusta?

-Mis piedras favoritas suelen ser las verdes, pero está es hermosa.

Cuando fue el día de su boda, una boda llena de gente de la base starkiller, generales y más, con un vestido ostentoso y hermoso, con detalles en el escote, color negro, a diferencia de lo tradicional, pero cuando le entregó el anillo, la piedra era verde.

Y si te concentrabas bien, tenía forma de corazón.

-¿Te gusta?

-Me encanta- afirmó ella suavemente, mirando atontada el anillo.

Ser símbolo de la primera orden era ese anillo con piedra verde, ya que todos sabían que la esposa de Ren tenía esa distintiva joya en su dedo, por eso en las misiones, solía quitárselo para que no la reconocieran, además, para ella, era lo más valioso que tenía.

-Señora, ¿tiene algo para comer? tengo mucha hambre- un niño pequeño tiró de su falda, la mujer suspiró, tomó un poco de dinero que tenía y compró una fruta para el chico, cuando iba a dársela resbaló de sus manos, y el niño la hizo flotar.

Pandora rápidamente la tomó, antes de que los guardias pudieran darse cuenta, el niño la miró con ojos muy abiertos pero ella solo le dió la fruta, queriendo que se fuera.

-Gracias señora.

-Vete, rápido.

El chico se fue corriendo, la rubia suspiró y caminó un par de horas más, volvieron a la nave poco después, emprendiendo viaje a la mesa.

-¿No encontró nada, señora?

-No, nuevamente- rodó los ojos- pero veremos si en el siguiente planeta tenemos más suerte.

[...]

Pandora cepillaba su cabello, frente a su tocador, miró por el reflejo, como Kylo entraba a la habitación, ella ya usaba su bata para dormir de seda negra, el hombre pasó por la habitación, y luego, ingresó al baño.

-Ya no soy solo comandante.

Pandora giró a mirar a su esposo, alzando las cejas con impresión, el hombre salió del baño, esta vez sin usar su típica vestimenta, solo un suéter negro bajo sus pantalones pesados pero descalzo.

-Sere líder de los caballeros Ren.

Pandora sonrió involuntariamente, mostrando sus dientes, luego esa sonrisa se esfumó, pues recordó que Kylo no le respondía esos gestos.

-Eso es genial- respondió- te felicito, sé cuánto has trabajado en eso.

-Gracias- aceptó cordial- tenemos una cena, en unos días, es formal y estarán varios de altos cargos, será mi bienvenida, encarga un vestido nuevo y por favor, no me avergüences.

Pandora asintió, sintiendo ese cosquilleo desagradable en su estómago, lo miró levantarse e irse al otro lado, dónde realmente dormía. Ni siquiera compartían la cama, Pandora apretó sus labios.

-Buenas noches, señor.

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haunted (kylo ren) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora