MOMENTOS CONTIGO

Día 0 ~ Lunes, 20 JUN

Acepto ir a esta entrevista de trabajo que mi madre, por arte de magia había encontrado por internet. En concreto, Facebook. No sé cómo lo hace, pero encuentra de todo.
   Es en un restaurante chino situado en el centro de la ciudad. A las 15,42h, una mujer china me había mandado un audio de voz por WhatsApp, dando los buenos días, que había mirado mi currículum (que ayer mismo envié). Que cuando yo quisiera podría pasarme por su local a hablar sobre la oferta de trabajo. Contestando que podría ir en ese mismo momento ya que me encontraba por el centro deambulando entre las calles. A su respuesta que tendría que ser en un par de horas, a las 17h. Que el restaurante aún estaba cerrado por descanso.
En esa espera, estuve buscando lugar donde poder imprimir mi currículum porque si iba a casa seria ir y venir. Hasta que me acordé que en el El Corteinglés podría hacerse. Y el novio quería mandarme por Quevedo (sitio donde fuimos a imprimir un trabajo para una asignatura hace unos años).
Llego al restaurante quince minutos de antelación. El bar y la terraza estaban abierta. Poca gente había, unas dos mesas ocupadas. Un camarero joven, servía una copa de vino a un hombre. Me parecía que era chino.
Me fijo en el horario que tenían colgado en la puerta. "12h a 17h y 20 a 00."
Me fui a sentar en un banco que hay en el parque de al lado. Esperando a que mi reloj marcara a las 17h.
Nerviosa, poco decidida, voy caminando despacio. Puntual como un reloj me sumerjo de camino al restaurante, de nuevo.
   "Hola", saludo al camarero de antes. "Tengo una entrevista a las 17h", digo torpemente.
"Ah, pues sube. Está ahí, la jefa", me responde desinteresadamente.
   Subo las escaleras. Justo enfrente, encuentro el baño, resulta ser que es unisex. Como tenían la puerta abierta me fijo que tienen una pared entera de cristal con mariposas. Y una planta artificial colgando del techo.
Y, efectivamente, ahí estaba una mujer esperándome en el pie de las escaleras. Es joven, de mediana edad con el pelo suelto. Por supuesto, tenía características chinas. Me saluda amablemente.
   "¿Izzy, no? Soy Sol", me estrecha la mano.
   "Sí, soy yo. Encantada", dándole la mano.
   "Mi marido, David", me presenta a un hombre más o menos de su edad, pero calvo. "Vamos, por aquí", dijo guiándome desde el fondo de la sala, a una mesa de la esquina.
La sala estaba compuesta de dos filas las mesas que estaban situadas al cristal eran cuadradas, había para dos personas y de cuatro también. Mientras que en la otra fila, se hallaban cuatro mesas redondas que podrían sentarse para mas de cinco personas y los asientos eran sillones unidos hechas de madera. Haciendo una separación de la sala y la cocina formando un pasillo largo. Al fondo se accedería otra pequeña sala, de unas mesas más.
   Nos sentamos, yo enfrente de ellos.
   "¿Tienes experiencia?"
   "No, pero me gustaría intentarlo."
   "¿Cuántos años tienes?"
   "24."
"Muy joven. No pasa nada. Esta muy bien para aprender. Los jóvenes aprenden muy rápido, no como los adultos como yo."
"No tiene por qué, si se quiere, se puede."
"¿Estas casada?", suelta David. La primera pregunta que me hace.
Me hizo mucha gracia porque era un poco inusual para una entrevista.
"¡No!", digo medio gritando mientras me reía por su absurda cuestión.
"A esa edad es normal estar ya casada y con hijos. ¿Sí o no?"
"Es cierto, como algunas de mis primas. La mayoría de los filipinos."
"También ocurre en China."
"Incluso con 18 años o menos se quedan embarazadas", añado.
"¿Cuándo puedes empezar?" pregunta Sol una vez que nos habíamos calmado.
"¿El miércoles?",  me aventuro.
"El miércoles ya es muy tarde. ¿No puede ser mañana?"
"Vale", acepto.
"Vale, a las 12. Pero vente unos diez minutos antes.  Para cambiarte y eso."
"Perfecto, gracias. Hasta mañana entonces."
"Adiós."