IV.

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—¿CÓMO ESTÁ RAYA?— Arya le preguntó a su hermano mayor. Cuando trajeron a Raya hace unas semanas, parecía... muerta. Pasaron semanas hasta que Raya finalmente se despertó. Arya nunca había sentido tanto alivio en su vida, pero el alivio duró poco hasta que recibieron un cuervo que decía que Daenerys Targaryen se dirigía a Dragonstone.

—Está viva—, dijo Jon, —Sansa está con ella ahora mismo si quieres ir a verla—.

Arya se burló, arrugando la nariz con disgusto, —Preferiría no hacerlo—.

—Vamos a marchar hacia Winterfell pronto—, le dijo Jon, —quiero que te quedes aquí con Sansa y Raya—.

—¿Raya sabe de ti y el plan de Loras?— Arya le preguntó a su hermano mayor. Cuando Jon agachó la cabeza tímidamente, Arya suspiró.

—Tenemos que recuperar Winterfell antes de que llegue Daenerys—, dijo Jon.

—¿No deberías esperar a que Raya mejore?— Arya preguntó —Si ella se recupera como debe, estoy segura de que estará bien para pelear—.

—No—, dijo Jon con firmeza. —No nos arriesgamos a perderla de nuevo—.

Arya vio el fuego protector en los ojos de Jon y supo que no iba a permitir que Raya se acercara al campo de batalla. Él nunca podría dejarla ver otra batalla.

—Bueno, al menos deberías contarle tu plan—, dijo Arya, —Raya tiene derecho a saber—.

Jon suspiró, —No quiero preocuparla—.

Arya se rió entre dientes ante la declaración de su hermano —Ella se preocupará de cualquier manera. Se preocupa por todos nosotros—.

—Bueno, quiero que se preocupe menos por esto y que se mejore, así cuando Daenerys esté aquí, Raya la pondrá en su lugar—, dijo Jon, lo que hizo que Arya se riera. La idea de que Raya pusiera a Daenerys Targaryen, la mujer con tres dragones, en su lugar fue bastante graciosa, pero si alguien podía hacerlo, era Raya.

—¿Cómo van las cosas con Shireen?— preguntó Jon. Arya sabía que su hermano quería cambiar de tema. Era lo que hacía cuando la conversación se hacía demasiado para él.

Arya se encogió de hombros, —Bien, supongo, es mejor arquera que Bran—.

Una sonrisa creció en el rostro de Jon. Arya no sabía cuándo fue la última vez que habló de Bran. No estaban seguros de su destino. Sam Tarly había afirmado haberlo visto y estaba tratando de saltar el muro, pero Sam se había ido a la Ciudadela hace un tiempo.

—Shireen estará feliz de ver a Raya—, dijo Jon, su sonrisa vacilante.

—Sí—, dijo Arya, —Ella es todo lo que le queda a Shireen—.

Un silencio cayó sobre ellos y Jon le sonrió a Arya, jugando con su pelo corto cariñosamente.

—Deberías buscar a Shireen e ir a ver a Raya. Ella estará feliz de verlas a las dos—.

Arya y Shireen llamaron vacilantes a la puerta de las habitaciones donde Raya había estado descansando. Ambas chicas no estaban seguras de lo que estaba pasando al otro lado de la puerta. Arya se sintió aliviada cuando Sansa abrió la puerta y les sonrió a los dos.

—¿Shireen?— Raya preguntó débilmente cuando vio a su prima más joven. La sonrisa que creció en el rostro de Shireen era más amplia de lo que jamás había visto Arya. Sansa se hizo a un lado y permitió que Shireen tuviera acceso a su prima mayor. Se apresuró y envolvió sus brazos fuertemente alrededor del cuello de Raya.

—Parecías tan muerta cuando te vi—, dijo Shireen.

—Bueno, estoy muy viva y prometo que me quedaré así—, le dijo Raya. Arya sabía que no era una promesa que Raya pudiera cumplir. Nadie puede prometer seguir con vida y, por la mirada en el rostro de Shireen, estaba pensando lo mismo que Arya.

𝑊𝑎𝑖𝑡𝑖𝑛𝑔 𝐺𝑎𝑚𝑒| Sansa StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora